GOING UNDERGROUND de George Hurchalla. Prólogo

 

Démonos un paseo por la escena underground americana (más hardcore que punk) llevados por el cicerone George Hurchalla entre los años 79-92 a la espera que alguna alma caritativa saque una buena traducción al castellano y podamos tenerla en nuestras estanterías criando polvo o como libro básico de consulta.
Randy 'Biscuit' Turner de Big Boys nos invita a entrar desde la portada enseñándonos su dedo y con cara de decir, 'ven y entra que tengo buena mierda que mostrarte, ¡capullo!'

PROLOGO
Después de que el Punk Rock y el underground americano se transformó de cómo lo conocí a primeros de los 90, perdí contacto con la escena debido al aislamiento geográfico. El Punk rock todavía tenía más nombre y éxito comercial que nunca, pero sin estar conectado a una escena. Descubrí que peinar el vertedero de lo que se llamaba Punk rock se había convertido en algo demasiado agotador. Los días de libertad de acción de la diversidad punk se habían ido y había pasado demasiado tiempo de la misma forma para que siga siendo tan revolucionario como lo había sido originalmente para mí. En los 80 el enemigo estaba claro y su contenido era horrible. En los 90 todas las líneas se volvieron borrosas y nos vendieron un deslumbrante estilo empaquetado de cultura juvenil rebelde sin nada de la sustancia que le había dado tanta vida en primer lugar.
Sólo puedes rebelarte durante un tiempo, antes de que suceda lo inevitable. O te aplastan como a un bicho por lo que te estas rebelando y te cohíben por ello o te encuentras en la envidiable posición de elegir quien va a ser el primero en estrellarse contra el muro. La revolución tuvo éxito en la apertura al mundo del rock mucho más que la música mainstream que había cuando me metí al principio en el punk. Green Day eran más soportables que Yes, por ejemplo. Aunque la revolución nunca fue suficientemente rápida. Si hubiésemos ganado, debería haber fosas comunes repletas de ejecutivos de compañías discográficas. El R&R se convirtió en algo suficientemente bueno como para apartar a un montón de gente del underground, mientras permanecía en gran medida desprovisto de sustancia.
El underground vivía, con muchos veteranos de la escena punk que se van en amplias direcciones con su música. Nunca sabía cuando una banda increíblemente original iba a saltar sobre mí, hacerme una llave sobre mi cabeza y obligarme a someterme a su brillantez. Esto había sido placentero, pero siempre habrá una parte de mí a la que solo la música creativa y buena dará satisfacción. Esa parte era el resultado de crecer bajo la administración Reagan con una hirviente furia contra la falta de sentido común de la sociedad americana – y del R&R americano – de esa época. Esa parte es satisfecha por nada menos que la apasionada rabia y gritona desde el corazón.
Algunas bandas underground consiguieron finalmente contratos discográficos y continuaron sacando música genial. La relación entre el mundo underground y mainstream había cambiado. Llego a ser una sórdida combinación demasiado tiempo, mientras que el underground mantuvo su cinturón de castidad cerrado. La noción de tener nuestra propia cultura, con sus normas y formas de hacer negocios separadas; desapareció en algunos sectores sustituida por la idea convencional de que era un mero peldaño hacia el mainstream. Por supuesto que es más fácil permanecer casto cuando nadie está tratando meterse en tus pantalones. La nueva dirección fue en gran parte resultado del mundo mainstream admitiendo repentinamente que habían intentado imponer la música equivocada en la mente del público durante la última década, y codiciando desesperadamente el aspecto ‘Alternativo’ con fines de mercado.
Cuando el mainstream captó un amplio segmento del underground, no es de extrañar que anulara su influencia en la mayoría de los libros de historia. Casi cualquier punk con el que hablas de los 80 menciona a los Bad Brains como una de las bandas más fantásticas que ha existido, sin embargo, hasta que el libro Dance of Days salió a la luz, no había ninguna historia impresa independiente de esos activos Rasta punk. ¿Quién conoce a los Big Boys? Una de las bandas más escandalosa y poco convencional de esa época con su mezcla de funk-punk que sentó las bases del posterior éxito de los Red Hot Chili Peepers. Aunque se ha escrito mucho sobre el controvertido músico e ingeniero de sonido Steve Albini, poco se ha dicho de sus amigos en Naked Raygun con los que empezó. Verlos a la tierna edad de 12 años le cambió la vida a Dave Grohl de los Foo Fighters. Dexter Holland de los Offsprings se destetó con grupos como TSOL o Dead Kennedys. Los Lemonheads eran fans de Volcano Suns y crecieron con el Hardcore de Boston. Los Beastie Boys y Moby eran chavales en el Hardcore de New York. Kurt Kobain se desvivía por los Wipers.
Yendo a los conciertos punk modernos, me di cuenta de que, mientras que había conciencia y reverencia a la mayoría de las bandas punk americanas de primeros de los 80, había muchas que se habían perdido. El problema no había sido la falta de interés. La música de muchas bandas punk de los 80, incluso algunas relativamente oscuras, se vendía mejor que cuando salieron al principio. La distribución mejorada de los sellos independientes discográficos se ha encargado de ello. La falta de información es el principal problema, y el cambio tecnológico es hasta cierto punto culpable. Cuando el vinilo fue sustituido por el Cd, la música se reedito en el nuevo formato. Ya que mucho punk se había producido en pequeños sellos, los cuales apenas tenían dinero para editar los discos al principio, muchos discos no fueron reeditados. A menos que el grupo estuviera en uno de los sellos que prosperó - SST, Epitaph, Touch and Go, Dischrod – dependían de que otros sellos viesen como una inversión que mereciese la pena el reeditar sus discos. Un insidioso efecto secundario de esto fue que de repente el viejo vinilo se convirtió en pieza de coleccionismo y su valor se disparó, lo que hace incluso más difícil para los fans conseguir las ediciones originales.
La prensa cultural ha estado siempre centrada en New York y Los Ángeles, lo cual es válido para la documentación punk también. Aunque lo que hizo el punk tan interesante en los 80 fue el espíritu DIY que surgió en Chicago, Austin, Lawrence, Minneapolis, Philadelphia, Phoenix, Reno, Seattle, Indiannapolis, Cincinnati, Norman Des Moines e incontables lugares por todo el país que tuvieron geniales escenas y bandas. Demasiadas historias se han repetido hasta la náusea sobre los sospechosos habituales, mientras que muchas bandas que eran tan buenas o mejores han sido ignoradas. Mientras que el punk se pretendía como un movimiento sin héroes, es una tragedia que los ganadores escriban la historia, y hacer héroes de la contracultura a personas que nunca fueron más que individuos inspiradores.
Necesitarías una enciclopedia para cubrir a fondo la historia en la que profundizo en este libro y no reclamo nada por documentar cada grupo o escena que existió en ese tiempo. Solo es un punto de partida, y hay un número de excelentes fanzines hay fuera que continúan con un genial trabajo de vincular el pasado con el presente. Estoy alentado también por todos esos sellos independientes como Grand Theft Audio, Broken Rekids, Alternative Tentacles, Quarterstick y similares que están desenterrando algunas de las más oscuras, pero brillantes gemas sacándolas en Cd. Doy la bienvenida a que se corrijan mis errores y que me aporten más material en las áreas que he descuidado en esta edición. Este es un trabajo en evolución, y por necesidad, se inclina hacía lo que estoy familiarizado, aunque he aprendido más que cualquier otra cosa sobre lo poco que sabía sobre la totalidad de la escena punk americana. Muchas de mis partes favoritas de este libro son cosas de las que no conocía nada de esa época.
En cuanto a la cronología del libro, los años 1979-1992 son arbitrarios. La fecha de partida de 1979 no es concreta, ya que me refiero a bandas anteriores. Empecé ahí porque hay una gran cantidad de historia de la primera oleada del punk en los USA entre 1976 a 1980, y es una historia diferente que es más familiar para otros contar.
Pocas de esas bandas continuaron en la segunda oleada, cuando había un underground nacional interconectado, así que empecé mi libro cuando esta oleada comenzó, apenas en 1979. La fecha de su finalización, 1992, no tiene nada que ver con la llegada de Nirvana o el paso de algunos grupos underground hacía el mainstream. No hay ninguna posibilidad de que el punk muriese porque alguna parte de él fuese absorbida. Es el tiempo en el que me mude a las montañas y me quede aislado del punk rock underground.
Mientras que hay una industria musical independiente más saludable que nunca, nunca en la historia de la música hubo tantos grupos que se salieran de lo convencional para hacer y comercializar música como hizo el underground en los 80. No volverá a ocurrir, siempre y cuando la industria musical no pierda contacto con la cultura juvenil tan mal como lo hizo en mi generación. Por otro lado, nunca hubiera imaginado que hubiera un presidente al que odiase más que a Reagan. Siempre queda la esperanza…


No hay comentarios:

Publicar un comentario