El verano de 1984 no recordaba mucho a la legendaria novela de George Orwell 1984 más allá de que Reagan comunicaba mucho en doble sentido, aunque contó con algunos de los mejores shows punk de la década. Yo regresaba a Florida en verano, y los conciertos se hacían en el venerable Flynn’s Ocen 71, que finalmente derribo la resistencia de los grupos a viajar al sur de Gainesville o Tampa. Para las bandas punk de gira, Florida nunca tuvo mucho sentido ya que implicaba al menos 600 millas extra lejos de su camino para un solo show. Con un bolo fiable en un club donde había certeza razonable de que iban a ser pagados, las bandas venían conduciendo a Miami. Todo el mundo quería unas vacaciones al sol.
GOING UNDERGROUND 17. Puro Terror.
Más
que cualquier cosa, en los días punk de primeros de los 80, el hecho
de que incontables bandas girasen fue la maravilla más grande de
toda la historia. A día de hoy, todavía es un misterio como lo
sacaban adelante. No había oficina de contratación, ni circuito
establecido de lugares donde tocar. En una ciudad era en un
restaurante, en otra en un almacén, la siguiente en el sótano de
alguien… los antros cambiaban en todo momento. Al principio, todo
estaba interconectado a través de otras bandas y había pocos sitios
donde tocar. Se corrió la voz por todo el país de que bandas y que
ciudades te podían dar un lugar donde dormir o ponerte en contacto
con un promotor, gracias a las primeras bandas que hicieron grandes
giras nacionales como DOA, Black Flag y Dead Kennedys.
Según
más bandas se echaban a la carretera y Maximum R&R hacía
artículos de escenas de cualquier lugar en el país dispuesta a
contribuir, la red creció y en poco tiempo había un universo
underground masivo paralelo a la tradicional industria musical. Al
punk rock puede que le faltara comunidad en las escenas individuales,
pero como masa nacional viva que respiraba, era una estructura
anárquica asombrosamente viable. Desde entonces, solo la
distribución underground hip hop e internet tienen éxito en marcar
lo que el punk hizo para hacer prosperar la descentralización,
aunque en estos últimos casos grandes cantidades de dinero
centralizado se han vertido en cada uno.
El
punk rock tuvo éxito por la vieja usanza del boca a boca, fanzines
crudamente realizados distribuidos por poco más que el coste de
impresión, cubos de entusiasmo y un montón de gente pobre poniendo
en común sus escasos recursos en viejas furgonetas, equipos de
sonido de mierda, horas de estudio a bajo coste, prensado de vinilo y
el alquiler de salas para los shows. Una cosa que siempre pareció
perderse en la crítica del punk americano por ser primeramente un
fenómeno de clase media es que la gente involucrada incluso solo
eran clase media en el fondo. Mientras que muchos punks venían de
familias de clase media, su opción de vivir fuera de las normas
aceptadas hizo maravillas para hacerlos bajar de nivel. Jack Rabid,
editor del fanzine The Big Takeover, fue un ejemplo clásico.
‘Éramos
una escena muy pobre’, recordaba Rabid en 2001. ‘Para todos los
neoyorquinos que eran así, vivíamos de los bolsillos de los demás.
Yo pedía prestado 5 pavos a cualquiera y a la semana siguiente ellos
me lo pedían a mí. Pregunté a mi difunto padre sobre esto alguna
vez, pregunté a mi madre, ella todavía vive. Ella aún no sabe qué
demonios estaba haciendo aquí, y han sido 22 años. Ellos sentían
que se sacrificaban para dar una mejor vida a sus chicos, y yo lo
rechazaba. Mi padre apareció en este apartamento una vez en los 80
años que vivió. Una sola vez. Se presentó en la puerta y no quiso
entrar. Pregunte a mi madre, ¿Dónde está papa? Y ella respondió,
está en el coche, ahí enfrente. Él quería lo mejor para su hijo,
esto era miseria extrema para él. Ahora es un vecindario agradable,
antes era mayoritariamente de yonkis y prostitutas, pero ¿Qué te
dice esto? Éramos una escena pobre. Apenas teníamos dinero para
ensayar. Estábamos contentos de tenernos los unos a los otros. De
algún modo reuníamos dinero suficiente para entrar o inscribirnos
en la lista de invitados. Gastábamos todo nuestro dinero en comprar
discos, pasando el rato. Todos teníamos pequeños trabajos por la
tarde’.
Los
editores de fanzines fueron tremendamente importantes, ya que sin
fanzines había pocas formas de descubrir más allá del boca a boca
donde iban a ser los conciertos locales, que discos se editaban y
donde estaban las pequeñas tiendas underground donde podías
comprarlos. Mientras que los grandes fanzines nacionales te ofrecían
más información y profesionalidad, los pequeños fanzines locales
fueron inestimables para fomentar el espíritu DIY. No importa lo
malo que fuese la ortografía o el diseño, alentaba la idea de que
podíamos hacer nuestros propios medios. Además, el hecho de que
todas las bandas punk, no importa grande o pequeña, estaban
dispuestas a dar entrevistas a los fanzines más pequeños era un
refuerzo de la noción de que no había barreras entre las bandas y
sus fans, que todos eran iguales.
Quizás el servicio más grande de los fanzines fue a posteriori,
porque permanecen para la mayor parte como la documentación
histórica más precisa de la era. Sin las legiones de chavales que
se tomaron su tiempo en hacer entrevistas y juntar fotocopias de sus
publicaciones para venderlas en los shows por un cuarto o 50
centavos, mucha historia se habría perdido. Por supuesto que nadie
pensaba que estaba haciendo historia en ese tiempo, hasta que no
pasaron 30 años nadie lo tuvo en consideración, o que a nadie le
importaría lo que estábamos haciendo. Solo era la naturaleza
participativa del punk rock, que todo el mundo se sentía obligado a
hacer algo. El punk rock no era para la gente que se paraba de pie a
un lado a mirar. Era tener a todo el mundo al mismo nivel mezclada,
desde las bandas a los fans, los fanzines, los promotores y los
sellos, una comunidad igualitaria muy unida empecinada en apoyarse
con el esfuerzo de cada uno.
También
me quito el sombrero ante el trabajo DIY de la gente que montó
conciertos en salas, templos, almacenes y similares porque ellas son
las únicas que mantuvieron la música viva. Mientras que algunos
como el frontman de Effigies John Kezdy afirmaban que, si solo las
bandas importaban, las bandas sólo eran útiles si tenían locales
en los que tocar. Algunos de los promotores más grandes estafaron a
los grupos, pero, por lo general, los pequeños trabajaban muy duro
para seguir montando shows a pesar de la escasez de garitos, la
violencia, los daños y los demás inconvenientes de la escena punk.
Youth
Brigade, una banda de Los Ángeles formada por 3 hermanos canadienses
– Adam, Shawn y Mark Stern – fueron una de las fuerzas más duras
en promover la idea de locales punk para todos los públicos a través
de todo el país. Los hermanos formaron Better Youth Organization
(BYO) a finales de 1979, indignados por los disturbios policiales de
Elks Lodge y viendo la necesidad de los punks de tener más control
de sus garitos y de sus vidas. Shawn Stern y otra docena de punks se
mudaron a una casa llamada Skinhead Manor en Hollywood, con ideas
ambiciosas de unir la escena de L.A. que rápidamente se hizo
pedazos. La escena más mayor de Hollywood en general despreciaba al
público punk skate y surf de Orange County.
‘Cuando
los surferos y los skaters se hicieron punks’, le contaba Shawn
Stern a MRR en 1983, ‘vimos toda esa increíble energía y poder y
pensamos, ‘dios, si todos estuviesen unidos’ Los punks más
mayores decían, ‘que les jodan a los chavales jóvenes, son una
pandilla de postureros’ Eso es un montón de mierda. Mi filosofía
es que, si tú estás en esto ahora, esto es lo que importa. 5
minutos o 5 años, es tú actitud lo que cuenta. Así que queríamos
tener a todo el mundo unido. Empezamos con Skinhead Manor, pero la
verdad es que no se solucionó. Nos dimos cuenta de que no puedes
conseguir nada sin dinero. Así que se vino abajo’
Skinhead
Manor fue el local de ensayo para Circle Jerks y Swing Skins Brigade,
entre otros, estos últimos era un curioso sexteto de los hermanos
Stern para fusionar hardcore y swing. Punks de todo L.A. se dejaron
caer, junto con bandas visitantes de fuera de la ciudad. Los Stern
hablan con detalle de Skinhead Manor en Lexicon Devil, el libro de
Brendan Muller sobre Darby Crash. En lugar de la plataforma de
lanzamiento de fuerza positiva para el BYO que los Stern esperaban
que fuera Manor, el lugar se convirtió en una plataforma infame para
colgarse de drogas y alcohol. En el velatorio de la disolución de
Manor, los hermanos Stern cambiaron su nombre a Youth Brigade en
verano de 1980, encogiendo hasta un trio y desechando el swing de su
sonido. Frank Reed, que había empezado a montar shows en Devonshire
Downs desde el año anterior, encontró una antigua bolera llamada
Godzilla’s en Sun Valley y lo alquilaba a BYO para hacer conciertos
para todas las edades. Shawn Stern se lo contaba a MRR:
‘Eran los chavales quienes lo llevaban. Ellos lo programaban, lo
hacían, los que venían, tocaban, era muy divertido.
Desafortunadamente fracasó debido a presiones policiales y el tipo
no lo tenía legalizado. Pero fuera de eso trajo una actitud
realmente positiva y BYO despego. Aunque perdimos la confianza en la
idea de unir a todo el mundo, ya que nos dimos cuenta de que, si eso
sucedía, las cosas no volverían a ser igual. Intentar conseguir que
la gente exprese sus ideas, pero permaneciendo como individuo’.
‘Intentamos
montar una red por todo el país, uniendo el aspecto empresarial a la
escena. Entonces las bandas podían viajar por todo el país, podían
encontrar a BYO u organizaciones similares que les hospedarían y les
montarían conciertos. Un rollo de autoapoyo. Toda la finalidad de
esto es… los chicos hacen la música, vienen a los shows, así que
¿podrían hacerlo todo por sí mismos?’
Aunque
los clubs solo duraron unos pocos meses con BYO involucrado – Reed
decidió subir los precios y despedir a los porteros tradicionales
causando la disolución de la relación de BYO con él – uno de los
conciertos de TSOL atrajo a 1200 personas. Sin embargo, al igual que
ocurrió en Filadelfia, el esfuerzo combinado del cuerpo de bomberos,
la policía y diversos organismos municipales provocó la
desaparición del club. Uno de los miembros del ayuntamiento de Sun
Valley encomendó la misión a su personal de bajar la cortina del
Godzilla, al igual que el alcalde en Filadelfia se encargó de que el
lugar BYO se cerrara.
El
concepto de la franquicia BYO nunca fue abrazado en el resto del
país, aunque organizaciones principiantes tuvieron lugar en
Philadelphia y New York por breve espacio de tiempo. El mayor
problema que derroto a los punks que intentaban montar organizaciones
del tipo BYO para hacer conciertos en la mayoría de los lugares era
el dinero, según descubrieron los Sterns. En la cima de eso, el
acoso policial/de la ciudad conspiraba contra cualquiera que
considerase hacer conciertos. El factor final que mantuvo Better
Organization Youth como franquicia exitosa fue que la mayoría de los
punks eran cautelosos con demasiada organización. Los punks eran muy
individualistas – incluso cuando no lo eran, les gustaban pensar de
si mismos como que si lo eran – y la imagen más seria de BYO no le
convenía a mucha gente, además del hecho de que el nombre no era de
cosecha propia. Similares organizaciones se establecieron en muchas
escenas por todo el país, pero pocas estaban interesadas en tomar el
nombre de BYO. Eso estaba bien para los Sterns, que no estaban
interesados en nacionalizar BYO , sino simplemente convertirlo en un
buen ejemplo para animar a otros.
Un
enorme concierto benéfico en Hollywood Palladium fracasó en cuadrar
cuentas para BYO cuando el local guardó 5000$ en trámites,
reclamando que habían sido demandados por una celebridad por que su
hija bebida se había caído por el balcón. Parecía que BYO no
podía conseguir un descanso. El primer disco de Youth Brigade se
retrasó meses, y cuando el álbum se editó, fue precipitado y los
Sterns no estaban contentos con él. Por lo menos tenían algo cuando
salieron en una gira nacional con Social Distortion en 1982, la cual
está documentada en la genial película Another State of Mind.
Cuando regresaron de la gira, volvieron a grabar Sound and Fury
añadiéndole más canciones – junto a ellas el clásico Sink With
California – con resultados dramáticamente mejorados.
En verano de 1984, los colegas melódicos del sur de California Agent
Orange trajeron una calidad como músicos a Flynn que era
impresionante en comparación a la mayoría de las bandas. Su batería
utilizaba el más elaborado equipo de batería que he escuchado en
una banda punk, y sus manos eran un jaleo entre él. Aunque el grupo
siguió dando menos canciones cada vez en sus primeros 3 EPs –
Living in Darkness, Bitchin’ Summer y When You Least Expect It –
su fusión de punk y guitarras surf era muy popular. Junto a los Big
Boys, Agent Orange tenían muchos seguidores skaters. Mientras un
montón de bandas eran skaters, y lo ataban a sus vidas punk en
diversos grados, los seguidores de Agent Orange eran más el
resultado de que su música se acomodaba a ello. El
cantante/guitarrista lo explicaba en OC Weekly en el año 2000:
‘El
sur de California fue el semillero de toda la escena surf/skate,
aunque en realidad Agent Orange no eran una banda ‘punk skate’.
Nunca pusimos tablas de patinar en las portadas, nunca escribimos
canciones sobre ello. Eso es lo único que buscaban los skaters en
esa época: agresividad y música de alta energía con la que
patinar. Por aquel entonces, solo intentábamos superar lo de Bostón
y Foreigner, y esa no es buena música para salir volando del fondo
de una piscina. La verdad es que yo patinaba antes de montar el
grupo. Solo que mi equipo de patinar empezó a hacerse pedazos y los
parques de skate empezaron a cerrar, y es cuando empecé a moverme
hacía la música’
Cuando
vinieron Goverment Issue a miami eran tan geniales como siempre, con
Stabb fuera de su mente y dando saltos por el escenario como un
maniaco. Hablaba después de un viaje a Miami Beach:
‘Recuerdo
después del show andar por ahí con mi novia y ver a un tipo de pie
en una esquina tomar un helado con un arma en su mano. Todos los
tonos pastel de Miami Beach, nos sentimos como si estuviésemos en el
set de grabación de Miami Vice’
Después de su 7” Legless Bull de 1981, el cual no era muy
diferente de muchos de los desmadrados thrash de DC de ese año,
Goverment Issue hicieron el Ep Make an Effort en 1982, prometía
mucho más con la canción Teenage in a Box. Para 1983 habían
llegado a un acuerdo con Tom Lyle como su guitarrista, consolidando
una relación que duraría toda la vida de la banda. Su primer
lanzamiento con él, Boycott Stabb, es uno de los clásicos del sello
Dischord, el cual se editó con el pequeño sello Fountain of Youth
de DC de Derek Hsu. El creador de la portada – que era una foto de
una pintada en un muro cerca del lugar de trabajo de John Stabb –
fue una fuente de misterio durante 2 años, hasta que una de sus
exnovias lo confesó.
Justo
después editaron el poderoso Joyride, una enorme dosis de gruesos
acordes y la batería hiperactiva de Maarc Alberstadt enfatizadas por
los alaridos desesperados de Stabb. Fue un tiempo de bastante
depresión en su vida, lo cual acreditan Ian Mackaye y Jeff Nelson
ayudándole a salir adelante. Las letras dan evidencia de ello, con
canciones como 4-Wall Hermit. (Stabb clamaba no haber pensado nunca
en la claustrofobia, pero parecía difícil no ver en un álbum de GI
una canción en ese sentido – 4-Wall Hermit, Man in a Trap, Locked
Inside) Él no acabó siendo el primer miembro de la banda en tener
una crisis nerviosa, recordando su crónica inclinación por la moda
extravagante y la tensión inconsciente que ejercía sobre el bajista
que quería emularle:
‘No me importaba si eran unas medias de mujer de velvetón purpuras
con un vestido con pliegues. Me lo ponía. En algún momento, en la
misma gira de 1984 con John Leonard en la que hicimos ‘el rollo
groupie’, hicimos un concierto con nuestros ‘colegas’ Iron
Cross. Sus roadies, tipos como Bruce One-Eye, eran un poco homófobos.
Así que pusimos Purple Rain, y decidimos recrear en escena el trozo
de la película de Wendy bajando hacía Prince. John se arrodillaba
en frente de mí con el bajo y la crew de Iron Cross se quedaba en
plan ‘awww, esos tíos son unos maricas’ Y regresó a DC. Odiaban
a John más que a mí, pensaban que Stabb era marica, pero ese
bajista… E iban detrás de él después de los shows y empezaba a
asustarse porque tipos con crestas le empujaban contra la pared e
intentaban pelearse con él. Más que asustarme, empecé a presumir
más de ello, a llevar más ropa de mujer en escena. Los rumores
sobre mí se extendieron por todo el país. Yo estaba en un baño en
Philadelphia y había una pintada que decía, ‘John Stabb es un
extraordinario homosexual’
Más
de lo mejor de DC vino a Florida con Marginal Mann que tocaron en
Flynn entre la edición de su primer Ep, Identity, y su Lp Double
Image. Tenían una guitarra melódica entre Peter Murray y Kenny
Inouye que era de las mejores del punk rock. Inouye contaba que pasó
los primeros dos años intentando seguir la forma de tocar de Murray,
pero no te habrías enterado.
Los
vi en la primera noche de las 2 seguidas que tocaron en Flynn en el
84 y la banda era frenética y enérgica. Lo que hacía de Marginal
Mann tan disfrutables de ver más allá de su música era la
diversión que tenían en el escenario. En cada parte rítmica
explotaban en el aire con su cantante Steve Polcari saltando más que
los demás. Su energía siempre contagiaba al público y los hacía
saltar también. Inouye recuerda esos shows:
‘Ese
amigo nuestro de Orlando, Dan, bajo con un puñado de amigos suyos.
Volvimos para nuestro bis y estábamos en ello y ellos solo saltaban
desde el escenario y empezaron a hacer el tonto. El propietario o
manager del local, un tipo con bigote empezó a asustarse y a sacar a
los chavales del escenario. Yo solo pensaba para mí mismo, ‘¿vas
a parar esto?’ Así que cuando él no estaba mirando, aparte mi
guitarra y le empuje contra el público.
‘Recuerdo la primera noche, cuando nos enseñaron nuestra
habitación – la suite penthouse la llamaban, la bonita habitación
– abrimos la puerta y según la estábamos abriendo, él y uno de
las camareras saliendo de la habitación y le pudimos decir -
¿recuerdas como te conté que había un aroma apestoso? Habían
estado follando en nuestra habitación, y pensé para mí, primero
que gente más desagradable, después que desagradable habitación en
un desagradable hotel’
Las
bandas de Florida se habían vuelto cada vez mejores con un circuito
que salió de la nada por todo el estado. Mi hermano vio a Hated
Youth en Flynn en 1984 y nos sorprendimos por la brillante velocidad
surf instrumental que ellos tocaban, ya que todo lo que conocíamos
de ellos estaba en el intenso thrash en el 7” recopilatorio We
Can’t Help It If We’re From Florida. Eleane, la cantante de la
banda de Miami Crank, siempre fue entretenida por su retorcida
presencia escénica. En un concierto navideño en Flynn, ella salió
desnuda del todo y pintada de pies a cabeza con pintura corporal. Gay
Cowboys in Bondage continuaron montando buenos shows, al igual que la
banda bromista F. Con más destreza empresarial que las otras bandas
de Florida, F se dio cuenta que nadie iba a escucharlos fuera de
Florida y que necesitaban suscitar algo de controversia. Esto se hizo
de formas variadas, como llamar a la policía continuamente para
cancelar sus propios conciertos, y escribiendo cartas de odio a MRR
sobre la banda. La mayoría de las bandas eran afortunadas por tener
canciones en recopilatorios o quizás editar un 7”. Bob Suren, que
me siguió unos pocos años más tarde en la Martin County High
School, remedió esto eventualmente formando Burrito Records y
editando mucho material primigenio de Florida que nunca se hizo en
vinilo, además de sacar música de bandas modernas hardcore de
Florida.
La
potencia hardcore y skate que eran JFA (Jody Foster’s Army) venía
de Flynn, y volvieron a impresionar con sus instrumentales hyper surf
que arrojaban en su mezcla, los cuales reflejaban el amor por la
guitarra surf del guitarrista Don Pendleton. Su bajista original,
Michael Cornelious, había dejado la banda en su momento debido a que
se enfadaron por ocultarles una full pipe en el desierto de Arizona.
Aunque la mayoría de las bandas que ponían el skate como su primera
prioridad antes que la música y nunca se asomó más allá de las
publicaciones skate, JFA era una de las excepciones. Cornelius
recuerda los orígenes de la banda:
‘Conocía
a Don Pendelton de la escena punk de Phoenix. Tocaba la guitarra en
los Rolls-On y los Deez. Yo estaba en Junior Chemists. Patinábamos
juntos de vez en cuando también. Cuando nuestras bandas se separaron
Don me pregunto por hacer un grupo. Nos pusimos de acuerdo en que
todos los miembros de la banda deberían patinar. Así que JFA se
formó exclusivamente como banda skate. El busco a Bam (Mike
Sversvold) y yo a Brian Brannon. Conocía a Brian de patinar y le vi
en una fiesta punk y le pregunté si podía gritar. Para nuestro
primer Ep debatimos si poner una portada política o skate. Ganó la
segunda. Desde el principio la mayoría de nuestras canciones eran, o
mencionaban, sobre skate. Incluso el apocalíptico Great Equalizer,
la cual va sobre el tío Ronnie apretando el botón tiene la estrofa
‘Bandas de skaters, deambulando en manadas, tenemos la
adaptabilidad de la que vosotros carecéis’ La canción Cokes and
Snickers incluso está inspirada en el skate. Patinábamos y luego
parábamos en
Circle K para picar algo’
La
escena de Phoenix era hogar de una variedad ecléctica de bandas,
incluyendo a Mighty Sphincter, Meats Puppets, JFA y Sun City Girls.
Placebo Records era el sello que llevaba Tony Víctor y sacó
material de todas las bandas anteriormente mencionadas, además de
Feederz y Conflict. Víctor fue indispensable para la escena de
Phoenix, ya que también llevaba bandas como promotor y tocaba en un
grupo llamado Teds. Fue el responsable del mítico garito Mad
Gardens, un lugar cerca del corazón de cualquier punk de Phoenix de
la época. En una entrevista con Spontaneous Combustion, recuerda
como salió lo del garito.
‘La
verdad es que el Mad Gardens vino del viejo Madison Square Garden del
centro de Phoenix. Llevaban veladas de boxeo y lucha en los 50s y los
60s. Fue culturalmente importante en Phoenix, especialmente para la
comunidad hispana. A primeros de 1981 mi Tío Barrie cambió MSG a la
esquina NW 37th Street y Van Burren. Era una sala baja y sucia de
Wrestling. Me preguntó mi tío para ser anunciante de wrestling los
viernes noche, y estuve de acuerdo. También me casé con mi primera
esposa Debbie allí, en el ring. Los Teds tocaron en la recepción,
también en el ring y la idea de promover el garito para shows los
sábados por la noche había nacido. Las condiciones eran bastante
simples, pagábamos semanalmente la renta además de extras para
reparar los daños. El tío Barrie proporcionaba su propia seguridad,
algunas veces con luchadores de wrestling, para proteger el lugar. Yo
tenía a mi gente para proteger a las bandas, a mi mismo y mi
familia’.
La
escena de Phoenix tuvo un excelente fanzine durante esa época
llamado Gagging Dog, el cual documentaba los diversos dramas que
tuvieron lugar en forma regular. Uno de los más animados involucró
el show final en el Temple, una iglesia que iba a ser derribada en la
que se hicieron conciertos durante un tiempo. Bill Cuevas solo
aprendió toda la historia de los acontecimientos años después al
conocer a la chica responsable del caos.
‘Resultó
que era ella y su amiga, que tenían 13 o 14 años que se escapaban
por la ventana de sus habitaciones cuando se quedaban a dormir en
casa de su amiga para ir a ver conciertos sin el permiso de sus
padres. Cuando sus padres descubrieron su ausencia fueron al
concierto a por sus hijas. Supongo que no estaban muy contentos con
su asistencia y salieron a la puerta y llamaron a la poli. La policía
se enteró que había un tipo con arma dentro – lo cual era cierto.
El psicópata que dirigía el lugar estaba desfilando con un rifle.
Ese tipo no era dueño del lugar, según entendí, solo lo regentaba.
Era un personaje descarado que iba por ahí todo pagado de sí mismo
con un maldito rifle. Yo estaba acostumbrado a la gente con armas de
fuego por lo que no me molestó y más o menos sólo levantó algunas
cejas, eso es todo.
‘El
lugar estaba lleno, probablemente con más de 1000 personas. Era
parecido a un teatro y tenía un balcón gigante, el cual estaba
cerrado por temas estructurales. La zona del altar se usaba como
escenario, aunque esa zona era para varias facetas ya que había una
zona para el predicador y áreas a los lados para los monaguillos, el
coro y toda esa mierda que hay en una misa. De todos modos, esa tarde
había un rollo genial. Probablemente 500 chavales, un gran show.
Tocaron Kilroy y después Conflict. Todo parecía un show normal pero
mientras Conflict andaba terminando algún rollo raro empezó a
suceder y se decía que la policía estaba fuera. De nuevo, nada
nuevo.
‘Social
Distortion empezaron a tocar, que estaban irreconocibles,
desafinados, yonquis puestos de mierda, nada parecido a sus
brillantes discos de estudio. Pero por supuesto que los punks no se
dieron cuenta y empezaron a bailar fuerte. Después entraron 4 o 5
polis por una puerta a un lado del escenario y caminaron por medio de
la pista, la mayoría salió ilesa, pero recuerdo ver a 5 o 6 punks
estar cerca de un policía y el policía aplastar a los seis en unos
5 segundos, sin palo ni nada. Él solo se alejó, sin más arrestos.
Se corrió la voz que estaban buscando una chica. Los policías se
fueron.
‘Luego
el tipo con el arma saltó al escenario después de una o dos
canciones. No tenía el arma, pero cogió el micro y empezó a
reprender al público, a gritar a todos los chavales porque no tenían
ningún respeto y eran todos unos bribones. Algo sobre el robo de la
radio de un policía. Amenazó con para el concierto. La gente
abucheo. Después Social Distortion tocó otra canción después de
la cual Tony Víctor subió al escenario y tomó el micrófono. De
forma elocuente le dijo a todo el mundo que no hicieran caso a ese
pendejo, que él solo era un manager, que el local estaba alquilado
por nosotros y que esa noche era nuestro y que podía joderse a si
mismo y que estábamos todos allí para divertirnos. Tony fue
bombardeado por gritos y aplausos. Social D empezó su siguiente
canción y el ambiente se electrificó. Ahí es cuando de repente se
fue la luz. Sin luz ni sonido, solo 500 punks sudorosos y como locos
gritando, ‘¿Qué coño pasa?’
‘Así
que la gente empezó a dirigirse hacia las puertas con poca luz,
cuando de repente lo que sonó fueron disparos. Ahí es cuando se
produjo una loca carrera hacia las puertas. Afortunadamente no hubo
tal carrera, los punks salieron por la puerta grande ordenadamente
sin pánico y nadie fue pisoteado – aunque los roadies de Social
Distortion ‘accidentalmente’ cargaron la pantalla de mi Marshall
que yo había tan amablemente prestado a Ness en su furgoneta en el
tumulto que siguió, la recupere antes de que se fueran. Supongo que
fue cuando llamaron a los Swat. El edificio estuvo cerrado hasta que
determinaron que los disparos eran en realidad al colgado corriendo
por ahí con bate de baseball golpeando contra grandes columnas de
madera, haciendo que sonase una gran bang que sacudió el edificio.
Pero esa fue toda la información que trajo la luz más tarde.
Mientras todos nos alejábamos, por lo que pudimos ver, los Swat se
estaban acercando al tipo que podría haber disparado a un puñado de
punks, o a Tony Víctor’.
Víctor
fue un héroe para la escena de Arizona iba a distancias increíbles
para apoyarla. No solo regentó el Placebo y organizó la mayoría de
los shows en Phoenix, sino que también fue instrumental en la
adquisición y resurrección del bus de JFA con el que giraban.
Durante el tiempo en el que el Mad Gardens estuvo cerrado debido a
desacuerdos con su Tío Barry, Víctor fundó una serie de garitos
para seguir montando conciertos. En un caso, el propietario se
acobardó e intentó recular añadiendo clausulas prohibitivas para
su acuerdo. Víctor le dijo que él podía cumplir con todas ellas,
así que el dueño llevó a su aseguradora a una reunión, que le
dijo a Víctor que con unas pocas llamadas él podía cancelarle para
hacer conciertos en cualquier lugar de Phoenix. Encolerizado, Víctor
golpeo con el puño al corredor de seguros en su estómago. Pasó 2
días en la cárcel, pero aun así encontró un lugar para montar el
show planeado.
Cuando
regresé al instituto, me asegure un anuncio en prime time para mi
show hardcore en la emisora de radio, la cual bajo un nuevo manager
de la emisora era un lugar sin restricciones. Ya no había ningún
tipo de supervisión ni de atención a las normas de la FCC. Sin
embargo, no estaba preparado para los oyentes. Me sentaba a metro y
medio del micrófono gritando, convirtiendo los anuncios de servicio
público en retorcidos y obscenos discursos. Este estilo resultó ser
popular, como lo fue la música, y yo estaba desbordado de llamadas.
Desafortunadamente,
muchos de ellos eran chicas suburbiales de 14 o 15 años que estaban
desesperadas con personajes vivos realmente punk. Ellas hacían todo
tipo de sugerencias sexuales y hacían lo posible para evitar que les
colgase. En cuanto lo hacían, llamaban de nuevo. Las otras llamadas
eran sobre los DKs, Sex Pistols o cualquier novedoso hit del día
(They Saved the Hitler’s Cock de Angry Samoans), de lo que me harté
muy pronto. Intoxicado por el poder, empecé a abusar de los
llamantes sin piedad. Lo teléfonos sonaban tan amenudo de noche que
cogía 1 de cada 10 gritando ‘fuck off’ y colgando de golpe el
resto. No estaba convencido de que hubiera gente que supiera algo de
hardcore por ahí escuchándome. Me disgustó saber más tarde que
Chuck Treece y los tipos de McRad me escuchaban algunas veces, aunque
se lamentaban con algún amigo mío por ‘hablar demasiado’
Con
el tiempo conocí unos pocos que crecieron escuchándome mientras
estaban en el instituto, y si hubiese sabido que esa gente existía
desde el principio, no debería haber hecho tanto el idiota cuando
estaba en emisión. Pero cuando tus únicas llamadas eran de chicas
púberes que se ofrecían a bañar tu polla de sirope de chocolate y
chupártela si pinchabas su petición o de gente que pedía escuchar
Holidays In Cambodia después de 3000 veces, tu fe en los oyentes es
puesta a prueba severamente.
Bajo la dirección de las nuevas emisoras teníamos un viaje de
compras anual a Philly a la emisora Third Street Jazz and Rock, en el
que me soltaban con 300 dólares de presupuesto para comprar todo el
hardcore que quisiese para la emisora. Hablo de un niño en una
tienda de golosinas. Sellos como Dischord no daban regalos a las
emisoras, así que esa era mi única forma de tener todos sus discos.
Recuerdo llamar a Dischord y ser informado de su política por una
mujer – o Amanda, hermana de Ian MacKaye o Amy Pickering, futura
cantante de Fire Party – que graciosamente te ofrecían la última
copia del 7” de Minor Threat In My Eyes si les enviabas 2,50$. No
es necesario decirlo, salte sobre él y, por absurdo que parezca, hoy
vale unas cincuenta veces más.
Algo
que a menudo se olvida de Dischord – en la era de internet y con
montones de sellos indie bajando costes como marketing directo –
era como de revolucionario era su forma de llevar el negocio. Sus
discos eran ridículamente baratos en comparación con lo que pagabas
por tus vinilos normales en una tienda, y el precio incluía los
gastos de envío. ¡Discos por 4$! Era absurdo, al menos difícil de
creer. Cada día que triunfaban y prosperaban se burlaban más de las
discográficas y de los precios que nos sacaban por diez céntimos de
plástico. Fue el más sorprendente y obvio ejemplo en la nación
sobre ‘hay otras formas’
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