Las historias de Slash I. Sex Pistols por los USA

 

Slash Magazine envían desde la costa oeste a un reportero a cubrir los bolos de los Sex Pistols en Dallas, Tulsa y finalmente en el Winterland de L.A. todo ello reseñado al más puro estilo Gonzo en el Nº 8 de febrero del año 78 de la revista:

UNAS VACACIONES BARATAS EN LA MISERIA DE OTRA GENTE

Sin duda este es el reportaje más amplio que Slash ha hecho en su corta historia. También parece que será lo último que haremos sobre los Pistols, al menos según los conocemos. Así que os ofrecemos esta brillante pieza periodística multifacética de resistencia (¿lo dices de nuevo?) en el espíritu del nuevo día: no más héroes. Lo que adoráis hoy se habrá ido mañana. Y, mientras las fotos de los Pistols suenan en nuestra memoria, es hora de echar un último vistazo a una de las más confusas y contradictorias giras de todos los tiempos. El R&R no volverá a ser lo mismo. ¡Gracias, dios!

UNAS VACACIONES BARATAS

Como consegui entrar en un 727 a Dallas (con una habitación de hotel pagada esperando, etc…) es un accidente. Basta decir que no fue el habitual paquete payola de la compañía de discos, de hecho, todo lo que obtuve del representante de Warner fue ignorado… me sentía culpable (aunque lo parezca – nunca había estado más al este de Las Vegas), porque sabía que todo el mundo en Slash odiaba mis pésimas agallas por ir. En realidad, se necesitó una pinta completa de brandy para superar mi sentimiento de culpa (así como mis ideas preconcebidas/ pánico a Texas/ USA). La dieta también ayudo a superar los agradables 20 grados además de otros obstáculos de esa tarde (OK, dejare de presumir – solo ten en cuenta que el resto de la tarde lo pase muy jodido)

Los Pistols estaban tocando en el Longhom, una bolera de cowboys. En la parte delantera, sobre un toro de fibra de vidrio, había dos nombres en la marquesina, Sex Pistols y Merle Hagard (desafortunadamente Merle no iba a tocar hasta el día 21). También enfrente había una de las audiencias más interesantes de siempre en acudir al lugar. Yo estaba realmente impresionado por que la juventud de Dallas tuviese un profundo entendimiento del arte de ‘vestir punk’ (creo que utilizaban programas del Mardi Grass de hace 20 años como material de referencia)

Dentro, el local estaba repleto – cowboys, hippies (montones) y los anteriormente nombrados ‘punks’ (también a puñados). Junto a la puerta estaba Malcolm Mclaren (autoproclamado capitalista, pero lo hace con tanto antiestilo que me parece bien...) Intercambiamos cortésmente cómo se hace. (Malcolm, sonriendo incesantemente: ¿De dónde eres? Yo (arrastrando las palabras): ¿Por qué no has llevado a los putos Pistols a tocar a L.A.? Una barrera cultural definitiva. Malcolm es genial… Se limita a cumplir con el guion y luego se queda de espaldas y observa a todo el mundo para disfrutar de una situación torpe/incómoda. Tenía su mano en toda la sensacional promoción que precedía a los Pistols en USA, después les metió en todas las ingenuas ciudades (sabiduría punk) que pudo. Tenía a todos esperando vómitos y sangre (bueno, consiguieron un poco de sangre), es difícil que nadie viniese por la música, querían horrorizarse (como al reducir la velocidad y ver un atasco en la autopista). Pensaba que lo conocía mejor – esperaba solo un poco de rock estilo Pistols, pero la PA apestaba (todo lo que pude escuchar fue la guitarra de Steve y los coros) Estaba horrorizado (bueno, de todos modos, decepcionado)

Un poco antes: el show se abrió con algún grupo talentoso local, los Nervebreakers…, banda fácilmente olvidable, excepto por la camiseta de vaquero rasgada del cantante y algunas de sus canciones (‘Neimam Marcus Trendies’, ‘No Bull’, ‘Lone Star Anarchist’, etc…), pero podías escuchar las voces. Finalmente, los Pistols tomaron el escenario… ‘Me cago en Dios, son realmente ellos’

…Jones con sombrero de caballería, Cook con vaqueros y camiseta, Vicious de cuero y botas de montar (sin camisa, ¡menudas pintas!) y Rotten con un traje de cuadros escoceses (con las típicas correas y hebillas) despeinando su pelo como Stan Laurel vestido de Charlie Chaplin… inocente… Vicious les dio al público una mueca y una apropiada presentación, ‘Somos la puta mejor banda de R&R en el mundo’… empezaron con ‘God Save The Queen’… Rotten se lanza al frente, agarra el micro… y de repente el cabrón no parece inofensivo… es un genio demente con sangre fría… No puedes escuchar su voz, pero el jodido y gruñón imbécil llevó el set sólo con lo visual...

Después del concierto me acerqué a Malcolm de nuevo (él sigue sonriendo, yo sigo sabiendo porque), y entre renegar de la PA e insistir que los chicos toquen en L.A., le solicite (¿?) ir al backstage. Con su propio y delicado estilo (cual es el negocio, son solo cuatro capullos) dejó a un lado todas las cuestiones. Mi compañero de viaje (bastante cuerdo por el momento) convenció a uno de los roadies ingleses para que nos diera un par de pases así que simplemente esquivamos a Mclaren.

El backstage apenas era una habitación estrecha detrás de una cortina; dentro Johnny y Steve sentados con unos pocos roadies de aspecto musculoso y mujeres. Inclinado contra el muro, un tipo toma notas con un fotógrafo a su lado. Miro a Johnny (que está mirando al suelo) y estúpidamente pienso que puedo tomar el control de la situación. ‘¿Por qué coño no tocáis en L.A.?’ (típica reacción exagerada) El roadie más grande empieza a avanzar hacía mí, pero Steve Jones salva la situación (‘se puede quedar si me da 10 centavos’) Le doy una moneda y él me guiña el ojo y Johnny me dice alguna gilipollez sobre no tocar en N.Y. o L.A, por blah, blah, blah….

Resulta que el tipo que toma notas es de ‘Rolling Stone’ (se podría pensar que podía permitirse una grabadora) y Johnny se vuelve hacía él dándome la espalda a mí. Lo que quiero decir es que, yo no soy especialmente encantador, pero Rotten es un engreído.

 De vuelta a la sala, los tipos de uniforme están urgiendo a todo el mundo a desalojar. El contingente de L.A. está alrededor del escenario (después de conducir todo ese camino, seguro que no se iban a ir) y según un poli intenta acompañarlos a la salida, Vicious se levanta e intercede (‘Hey, cualquier puta tía que me reviente la cara me parece jodidamente bien; dejarlas estar’) Vicious rivaliza con Mclaren en inteligencia pura. Está sonando Reggae por la PA (como lo ha hecho toda la tarde) pero la comida suena mejor…

Al día siguiente está nevando y hay una oleada de pánico en el aeropuerto. En el avión hay otras 5 personas siguiendo la gira, el resto son mayoritariamente hombres de negocios sureños con la boca grande. El avión se retrasó una hora y finalmente se retiró de la pista de aterrizaje a la espera del deshielo. Había hecho una solemne promesa con Dios temprano para no beber, pero sentados en el avión durante 8 putas horas para el despegue, y como un buen viejo chaval dije, ‘No habrá nada de líquido des congelante, así que me aseguro dar unos cuantos sorbos’

… Salud… después de un día con esta audiencia sé que el público de Tulsa será una decepción.

Finalmente llegamos a Tulsa a las 11 P.m. y se supone que los Pistols empezarían a las 11:30 P.m. La chica de Warner Bros, que iba en el mismo vuelo, estaba alquilando un coche, pero me informó que no había suficiente espacio (seguro, zorra) Ella estaba siguiendo a la chica del alquiler de coches, que estaba feliz por darnos servicio (trabajaba para Warner) Más nieve afuera y con toda la confusión nos alejamos del aeropuerto sin otro coche a la cola (mala suerte) De camino supimos que un ministro Baptista había estado de vigilia fuera del  Cins Ballroom rezando para que los Pistols no actuasen. Llegamos para ver que no estaba rezando lo suficiente… gracias, Dios.

Nos colamos por la puerta de atrás justo cuando los Pistols se enojaron. Sin tiempo siquiera para una birra, simplemente salieron y tocaron. Y lo hicieron. ¡Los muy cabrones tocaron!

Había visto las fotos, ahora escuchaba el ruido. Desde el acorde primero al tercero hicieron todo lo que esperaba de ellos (y más) El vómito habría sido una decepción. Rotten era despiadado, Vicious lo vivía, Cook estaba… (lo siento) La interpretación de Rotten estaba pulida. Solo por un instante (se dejó llevar y rompió en un baile reggae) se soltó de la muchedumbre. Incluso entre canciones, de espaldas al escenario, esperabas que se retorciese y escupiese veneno. No podías apartar tus ojos de él y sin embrago miraba a través tuya. Basta de hablar de Rotten, Vicious merece una o dos líneas.

Es el mejor puto bajista del mundo (Oops, me he dejado un par de ‘fuckin’s’, lo siento Sid) y me agrada mucho ver a un músico competente emerger de todo esto… sin chorradas, simplemente duro, riffs sin control. Steve y Paul tienen problemas para seguirle el ritmo, con todas sus payasadas. Ellos hacen el bobo por ahí e incitan al público y a veces marcan un ritmo o sueltan un acorde y milagrosamente suena mejor en vivo de lo que sonaba en disco… y eso es increíble.

Un extra de calidad fue el debut (para Tulsa, al menos) de ‘Belsen’, su último éxito (tiene un estribillo demoniaco, ‘hahahaha’, que hace que ‘Anarchy’ suene a cuento).

…A continuación, anda dando vueltas por el pasillo, codeándose con los cámaras de TV y cualquiera bendecido con un pase. Cook pasaba, después Jones, aunque toda la prensa parecía más interesada en la rubia de 1.88 (y grandes tetas) del escenario del que el mismo Vicious sale rebotado agarrando esos 1.90 y saliendo por la puerta. Para cuando las cámaras se pusieron a rodar, ya se habían ido. Todo el mundo estaba esperando a Rotten, pero yo no. Decidí tener una mini entrevista con Mr. Jones.

ENTREVISTA:

 Pregunta: ¿Qué piensas de América?

Jones: No estoy seguro de qué hacer con el público

FIN DE LA ENTREVISTA

Final poético: Según avanzábamos hacía la puerta el cortante frio nos peló el culo. Fuera en la nieve, el autocar de la Anarquía estaba en pie, con los motores roncando, elevándose frente a el amargo horizonte de Oklahoma. Sabía que mi viaje había llegado a su fin y mi mente se hincho con palabras y frases porque sabía que me esperaba el reportaje obligatorio… soñé con un día (hoy) cuando completase está tarea y no tuviese que decir ni una palabra más en relación con los Sex Pistols… una última palabra: adiós…

Y ahora Mr. Kickboy Face describirá (con su típico estilo resplandeciente) los aspectos más disfrutables de SU gira…

LA MISERIA DE LOS DEMAS

Y así, a pesar de los rumores en contra (¡debería haber sido en el Masque la noche en que se anunció por teléfono que los Spots estaban tocando!) de que a pesar de todo los cabrones no iban a tocar en L.A. ¡Malditos sean! ¿No se dieron cuenta de que la mayoría de la gente que iría a San Francisco sería la misma gente de la compañía discográfica y sus allegados que supuestamente querían evitar? Malcolm, del que su cara pude ser brillante cuando está tratando con su grupo y su impacto grande en la pequeña y graciosa isla, pero por lo que he podido ver, seguro que la ha cagado aquí. El esnobismo no es una buena política y no importa las razones que tengas. Privar a cientos de genuinos fans del único concierto que han estado esperando el año pasado u obligarles a rebuscar en el fondo de sus cajones, molestar a todo el mundo para que los lleve o a endeudarse con la esperanza de conseguir un vuelo a tiempo para el evento es, definitivamente, jugar al 100% al horrible juego que se supone que todos rechazamos. (De todos modos, creo que las entradas serían a 3.50$ y el precio anunciado en esa pocilga que llaman Winterland era a 5$. ¿Quién ha añadido el pavo y medio extra? ¿Qué sucede? No hay muchos misterios en toda esta escena, demasiados asuntos de última hora)

Así que aquí estábamos, con la patética opción de ignorar a los snobs o ser como las ovejas que alguien obviamente quería que fuéramos y hacerlo a cualquier precio. Lo hicimos bien, pero el dinero que tuvimos que pedir prestado para ese viaje aún no ha sido devuelto y mientras no lo sea espero no encontrarme con la cuenta bancaria de Malcolm.

Pero será mejor que guarde algunas de mis quejas para los otros personajes turbios involucrados en esta extravagancia mediática. Ver más abajo. Fue un fin de semana estúpido de todos modos, llovió en L.A. y llovió en San Francisco. Sin mucho que hacer hasta la hora del concierto, sino localizar nuestras entradas (¡fue divertido!) y emborracharse en una anodina coctelería (Happy Hour de 5:30 a 7:00, todas las bebidas dobles excepto las que no lo son).

Algunos dicen que S.F. es muy pequeño y fácil de conocer, pero para mí es como territorio extranjero, sólo tienes que confiar en el taxista, cerrar los ojos y aquí estás en Winterland. Pagas al hombre y esperas a que los demás se bajen del taxi. Entonces, como en una puta película sobre 1984, hay una gran madre negra con un uniforme que te dice "sigue moviéndote, no puedes quedarte quieto, tienes que seguir moviéndote...". "Creo que es una broma, algo para meterte en ese espíritu punk paranoico, otra estratagema pegadiza de Malcolm, que es su juego, para dar el espectáculo de verdad, pero con una mirada al "extra", sé que esto es real.

Entonces me doy cuenta de que otras personas de la acera están siendo molestados de forma similar. Puede que sea una acera pública, pero alguien se encargó de declararla zona de "no estar de pie, no esperar, no mirar alrededor". Estoy indignado, pero no tanto como para no notar las porras y la mirada abierta de desprecio en la jauría uniformada musculosa. Supongo que estos tipos han sido informados del público de esta noche y eso se nota. "Pandilla de pervertidos destructivos sin valor, escoria potencialmente peligrosa, manténgalos asustados. "

Lo interesante es que todos esos matones son negros. ¿Podría ser un malvado complot del empresario capitalista Bill Graham para diferenciar aún más al público punk de todos los demás? Quiero decir, no suelo pensar en esos términos, pero la escena de esa noche en esa esquina lluviosa habría puesto a cualquiera que no estuviera demasiado drogado o fuera demasiado racista, bastante nervioso.

Odio a los bastardos de seguridad en cualquier concierto de rock que se desviven por empujar a las ovejas drogadas/borrachas, ya sean surfistas crecidos con el cerebro de Godzilla y el pipí del novio de la muñeca Barbie o negros racistas para hacer pasar un mal rato a los estúpidos y mansos niños blancos, pero realmente odio al bastardo que ha elegido a dedo ese grupo de trabajo a imbéciles frustrados y les ha dicho que sigan adelante y empujen a esos pequeños cabrones, nosotros estamos al mando aquí esta noche y tenemos los mismos  derechos que cualquier policía. Ya que de todos modos va a haber fricciones, ¿por qué no asegurarse de que no se mezclen con el racismo? ¿O se hace para desviar cualquier justa rabia contra los promotores del concierto y confundir al cliente en cuanto a quiénes son los verdaderos villanos?

Así que aquí estoy, paseando ridículamente arriba y abajo bajo la lluvia, esperando que aparezca nuestro contacto con las entradas, maldiciendo al ya mencionado cerdo hippie y preguntándome qué harían Johnny Rotten y compañía en este escenario si se dejaran caer por error delante del teatro en lugar de en la parte trasera. Pensamientos anarquistas en efecto, pero no estoy aquí para ver a los Eagles, ¿verdad?

Y así seguimos avanzando, aparecieron las entradas, entramos como los perdedores mojados y agradecidos que se suponía que éramos e inmediatamente nos perdimos en la arena.

Estaba lleno, era divertido, era triste. Había mirones con camisetas de Led Zepp, travestis con cualquier cosa que pudieran agarrar con su colocón/borrachera, tipos duros del taller de automoción de los institutos vecinos, glitters con los restos de armario con sus chicas glitter, punks duros y punks de moda de los sábados noche, hippies heterosexuales de S.F. con demasiado alcohol en su cuerpos y fetichistas del cuero de la calle Castro con gorras de motero en sus cráneos afeitados y anillos en sus pollas (es un suponer). Había borrachos y cerebros llenos de qualudees y viejos asquerosos sin ninguna justificación, había docenas de musculitos con el nombre de su jefe impreso en la espalda de sus cazadoras (chaqueta azul/letras blancas que decían "Bill Graham"), había fotógrafos que se aseguraban de fotografiar a todos esos farsantes; y estaba todo el personal de SLASH revisando el Armagedón, Sodoma y Gomorra y Babilonia, oh, Dios mío, ¡realmente son tan populares! ¡Bien hecho, Malcolm!

Luego estaban The Nuns. The Nuns son obviamente amados por el público local; lo saben y juegan con ello. Lo único que recuerdo es que los cantantes pasaban la mayor parte del tiempo con los puños cerrados al aire (recuerdo ese gesto de alguna parte ...), un grupo de camorristas de pelo largo a nuestro alrededor con los puños en alto ("Suicide Child" la cantaba mucha gente - debe ser un éxito), un travesti me pide explicaciones por mi puño en su cara pero no las consigue (sé que debo reservarme para más tarde) y una lluvia bastante decente de escupitajos, latas de cerveza y otras cosas que caían indiscriminadamente por el escenario y ocasionalmente sobre los artistas. Había electricidad en el aire, como se suele decir. Aunque no me convertí en una nueva Nun, habría odiado estar allí arriba frente a ese zoológico. Les encantaba. Deben desearlo.

Durante el primer intermedio nos sometieron a una vil película más una banda sonora de The Dictators, completado con un repugnante reclamo para el público rockero de S.F., solos de guitarra y exhibiciones indecentes de torsos, caras forzadas y peinados rizados. Otro toque enfermizo a la velada, ¿cortesía de qué mente cuadriculada? ¿Cuántas veces hay que decirles a esos cretinos que Los Dictators son tan relevantes como Blue Oyster Cult? ¿Cuándo van a dejar de leer esos comunicados de prensa y escuchar la maldita música? Ni siquiera soy un hardcore punk, pero puedo distinguir las pseudo migajas de los desesperados chavales, y los Dictators…

Para la segunda canción sobre la PA, estoy entre la multitud vibrante (expresión estándar para describir lo indescriptible), esperando ingenuamente llegar a la barra. Por la forma en que te registran en la puerta, habría sido necesario un genio para meter una botella (una persona entre el pecho y los brazos, la otra entre las piernas y los pies) y estaba sediento. Obviamente, nadie más había burlado a los escuadrones de búsqueda en la puerta porque la fila que esperaba para para entrar en la zona de bebidas era de media milla de largo y cuarenta cuerpos de grosor.

Una vez más, los encantadores matones de seguridad te daban la bienvenida (no importaba que tuvieras el pelo blanco y un bastón, que no tuvieras carné ni cerveza), te abrías paso a empujones y puñetazos entre el resto de los borregos y benditos sean los dioses de la promoción del rock 'n' roll, podías cambiar tu dólar por la cerveza más aguada y meada que he probado jamás. ¿Y adivina quién estaba sirviendo el vil brebaje y aun manejando una palabra clave para insultar a varias personas y ladrar órdenes a su ejército privado? Bill Graham, el promotor de la ciudad, el famoso visionario al que se le escuchó en el programa de Tom Snyder diciendo que no podía encontrar ninguna cualidad musical en la música punk pero que si la gente quería pagar por ella .... Bueno, la gente estaba pagando por ello, y el viejo Bill no estaba en casa viendo las noticias y encogiendo la cabeza con consternación por la nueva locura. No. Tenía razón, un dólar por vaso, sé que es orina, pero qué vas a hacer al respecto, ¿no has visto a los heavies con mi nombre en la espalda? siguiente por favor…

Como se habrían necesitado unas veinte copas de material para conseguir un colocón, me coloqué y fui a deprimirme al baño de hombres. Después de dos minutos de observar drogadictos, me encontré bien deprimido y salí corriendo. Me quedé mirando a varios bultos que se arrastraban por los pasillos bajo Dios sabe qué influencia (se supone que la música de los Pistols te hace sentir destructivo - lástima que tantos sólo pudieran pensar en destruir sus vidas como único objetivo -), me deprimí aún más y consideré la posibilidad de irme a la mierda.

Pero la publicidad está encima de todos nosotros y yo ya estaba totalmente mentalizado para ver a los malditos Sex Pistols, pase lo que pase. Malcolm que es tu objetivo, lo has hecho perfecto. (Estamos a finales de enero y espero sinceramente que Johnny lo deje. Por el bien de la honestidad, si es que eso significa algo).

De todos modos, para ese momento los Avengers estaban en marcha, y era el momento de hacer algún pogo / valoración seria. Sabía que eran aterradores y sabía lo mucho que los amaba y sabía que iba a dar algunos golpes si alguno de los frikis de delante se portaba mal con una de mis bandas favoritas. Las latas de cerveza volaron, así como los montones de saliva (hasta ahora, todo bien, he leído lo suficiente sobre el maldito llamado "fenómeno" para saber que puede significar alguna forma de agradecimiento...) y en dos canciones estaba seguro de que esa masa de vagos que se balanceaba había sido conquistada. Todavía había una cantidad considerable de asquerosos que señalaban con el dedo corazón en un intento desesperado de ser "punk", gritando obscenidades a Penélope y mostrando lo patéticos, y torpes pajilleros que eran en realidad. Hubo otros que alternaron entre su propia versión casera del pogo y vomitar en los zapatos de todo el mundo; había visiones terribles, pero también había una creciente compenetración entre ese pequeño grupo increíblemente duro y la masa anónima que, le guste o no, estaba siendo empujada por algo de la música punk más dura que jamás se haya escuchado.

Un Weirdo (del famoso combo) que estaba a mi lado se preguntaba en voz alta si los Pistols serían capaces de competir. Musicalmente hablando, no sé si lo hicieron. Fue el set más ajustado de los Avengers de siempre, tuvieron una de las mejores PAs que han tenido (un punto a favor para los organizadores) y estuvieron en pie de guerra. Fueron fantásticos, y todo el mundo lo sabía, excepto los imbéciles drogotas que no sabían quiénes eran en primer lugar y que se habían dejado llevar por algún impulso publicitario. Incluso hubo algunos comentarios muy apropiados durante "I believe in me", todo ello relacionado con la aparente estafa financiera que estaban soportando esa noche (A los Avengers se les pagó 250 dólares, tómenlo o déjenlo, como se les dijo dos días antes del espectáculo).

De alguna manera, un grupo punk local significa mucho más para mí que un grupo famoso de ultramar, y odié verlos terminar, y grité hasta quedar ronco. Ya había amenazado a dos yonkis con la muerte y a un friki rojo con una buena paliza, todo por diversas ofensas menores. Me estaba animando.

Luego tuvimos otra película en esa pantalla blanqueada sobre el escenario. No era los Dictators, pero era igual de difícil de concentrarse en ella. Algo sobre el punk en Inglaterra con entrevistas a miembros de bandas (mucho Pistols), tomas en vivo, clips sociológicos, colegios, el típico enfoque liberal de la TV sobre la escena, un puto aburrimiento especialmente cuando todo está borroso y no estás de humor para conferencias o ensayos.

Lo que quiero decir es, aquí estás, preguntándote de qué va la puta escena, y una película fría está tratando de decirte de qué se trata. Es tan significativo e ilustrativo como inyectarse droga y ver un documental educativo sobre la hierba en la TV. Una risa durante dos minutos y una razón para hacer un motín en cualquier momento. Y así sucesivamente. Todo el mundo se quedó boquiabierto, a todo el mundo le gustan las películas que les dicen que son de verdad. Si los medios de comunicación piensan eso de nosotros, oye, debemos existir.

Probablemente funcionó al revés con otros, pero cuanto más veía la cara de Rotten en esa pantalla, menos quería que estuviera ahí. Estoy aquí para ver una puta banda, no un fenómeno sociológico. Dejaos de tonterías, lameculos astutos. Malcolm, tu presencia oculta es abrumadora. Deja que los chicos hablen por sí mismos.

Y los chicos llegaron. Steve, Paul, Sid y Johnny. Por fin de verdad. Con el mismo aspecto que los Sex Pistols. Bastante vulnerables, pero con ese algo extra. Cuando descubra qué es, me retiraré. Es uno de esos misterios que siempre me molestarán. Algunas personas lo tienen, la mayoría no.

Los Pistols se suben al escenario y atraviesan los millones de capas de propaganda, mierda y calumnias que les han rodeado desde el principio de los tiempos (bueno, ¿quién recuerda algo anterior al 76?) Quiero decir, ni siquiera parecen un grupo, ni siquiera parecen un grupo de amigos. Son un surtido de bichos raros, simplemente no deberían estar juntos levantando todo este infierno, pero lo están.

Hay un tipo con una chaqueta de camarero y un aura de suficiencia, hay un chico alejado de una cancha de baloncesto con una camiseta y una sombra tímida, hay un alcohólico adolescente en cuero y con una cara que pide golpes dando vueltas como un idiota y hay un pequeño monstruo que nunca aprendió a vestirse o a atarse los cordones de los zapatos mirando a la multitud que ya le adora.

Johnny se burla (si la palabra no existiera habría que inventarla después de la aparición del pequeño friki) ¡y da la bienvenida a todos a Inglaterra! Después de eso, el espectáculo se pone en marcha, una canción tras otra, todas las del álbum con un par de excepciones (temas nuevos, sin sorpresas, puro material de los Pistols - es decir, todo lo que han hecho hasta ahora). Quiero decir que todo lo que han hecho hasta ahora es un clásico, ¿por qué romperlo?). La multitud se vuelve loca, cada sueño húmedo se hace realidad, cada visión borrosa de locura es sólida y está sujeta a ser verificada, el pandemónium. Todas las profecías de destrucción,  anarquía en las calles, Vicious se pavonea, abusa de los faces de abajo, finge enfadarse de verdad, sabe que es escoria, sabe que por eso le adoran; Steve y Paul se limitan a tocar (nunca habían tenido tanto público, admiten después) y se aseguran de que el caos no se interponga en el camino de sus potentes acordes/baterías, y Rotten como una anguila, subiendo y bajando el tono, sorprendiendo constantemente a los observadores más cansados con su enfoque totalmente único del rock 'n' roll. De angelical a demoníaco y a puro imbécil en unos segundos, manteniendo siempre a todos fascinados con el enfoque poco convencional de su material, manteniéndote siempre a la expectativa de lo que esta pequeña momia trata realmente. Su encanto es totalmente inexplicable para cualquiera que no esté presente, pero es tan enorme e increíblemente obvio como para hacer que Jagger y toda esa escuela de fantasías andróginas parezcan fotos polvorientas en la casa de campo de tu tía.

Esos predicadores sureños que hacen piquetes en sus conciertos en Georgia u otro lugar tienen toda la razón: Esta es la amenaza y así es como parecerá la destrucción y el caos cuando finalmente llegue. Si Rotten realmente piensa la mitad de sus letras, la civilización está en problemas. Rezo para que lo haga, porque sé que hay algún tipo de dios ahí fuera para esta raza de ángeles. Los amigos que ha reunido a su alrededor pueden ser menos aterradores, pero conociendo sus gustos estoy seguro de que son de alguna manera tan irrecuperables como él. A Vicious no le importa una mierda su bajo, está demasiado ocupado buscando peleas con los mirones y los más duros de abajo, mostrando sus cicatrices y su mala cara; Steve y Paul se limitan a participar en la locura, aunque podrían ser aceptados en círculos mucho más correctos, demostrando que la anarquía tiene muchas caras.

Después del lanzamiento de muchos objetos (desde paraguas hasta cajas de Tampax, cadenas, persianas o cualquier cosa) y muchos gritos, insultos, tocar y cantar, el espectáculo termina, no de la manera normal dando las buenas noches de la gente, sino del tipo "se nos acabaron las canciones, podéis dejarnos abandonar el escenario". Johnny coge todo lo que hay por ahí (como un roedor que se prepara para el invierno) y ellos desaparecen, Sid se queda para ese último tramo de insultos como un drogadicto que busca la última gota en el émbolo.

Vuelven porque no hay forma de que el público les deje escapar, hacen "No Fun" con Rotten realmente haciendo una escena extraña, agachado en el escenario, totalmente enfadado, indignado con la idea de que no hay diversión, ni aquí en San Francisco, ni en Londres, ni en ningún puto sitio, no para su clase, al menos. Por supuesto que tiene razón, pero no quiero saberlo. Desearía por un segundo poder sacarlo de su enloquecedora visión realista, meterle un par de cervezas por su escuálida garganta y hacer que se relajase. Sería como convencer a Jesús de que se uniera a la última orgía de Pilatos. (No sé de qué va esta concesión religiosa, debe ser el anticristo).

Y tenía razón. La fiesta en el backstage (juro que debe ser más fácil entrar en el backstage para ver a los Rolling Stones que para ver a este grupo) no fue divertida. Vicious tiró cerveza a unos cuantos mirones y Rotten se limitó a pasar por allí con gafas negras y la espalda encorvada. Se acabó, adiós, que se jodan. Bill Graham estaba en algún lugar contando su dinero, los guardias de seguridad escoltaban a los aturdidos clientes a la salida, el viento soplaba y las medias de red no mantenían calientes las piernas de nadie. En algún lugar, Malcolm estaba planeando el segundo regreso. En algún lugar, Rotten estaba planeando algo más.


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