GOING UNDERGROUND 19: Baila conmigo, mi amor.

 

El garito principal de conciertos en Philly durante los años 84/85 fue el Centro de Educación Comunitaria entre la calle 35 y Lancaster. Era la típica sala con conciertos bien organizados que normalmente parecían acabar sin incidentes. Aunque siempre me ha puesto enfermo la violencia, más que a la mayoría de la gente, y me molestaba mucho cuando sucedía en algún show, en retrospectiva, la violencia que vi en los años que iba a conciertos a lo largo de la costa este fue mínima. Siendo tan alto como yo lo era y muy consciente de la riña más ínfima, veía todo lo que ocurría en cualquier show. Dado que la música era violenta, el baile era violento, y los chavales salían a liberar energía, mucha menos violencia tuvo lugar que la que había en el promedio de festejos de toda américa. Los únicos problemas en los shows eran causados normalmente por skinheads, que iban expresamente a los conciertos más por pelearse que por la música. La violencia ajena, por deportistas o cualquier otro, era rara porque una turba de punks era mucho más temible para esa gente que enfrentarse a ellos en su propio territorio. Aunque los enfrentamientos con la gente de la ciudad había sido un problema entre los años 81/82, en los garitos posteriores como el Longmarch y el CE Center no tuvieron esos problemas.
Los shows en el CE Center fueron de lejos los mejores a los que yo asistí por su intensidad, cooperativismo y slam’s, aunque el pit siempre parecía más peligroso de lo que era. Era interesante leer las caras de la gente que hacía slam, junto con su lenguaje corporal, para determinar si eran idiotas que salían para hacer daño a los demás o si solo se estaban divirtiendo mientras adoptaban la postura y el aspecto que la mayoría de nosotros ponía. Normalmente era difícil de decir al principio, ya que los pits parecían muy violentos, pero en cuanto había más de 10 personas girando en un baile circular, todo era más o menos seguro.
El baile venía de la música ska de los 60s, un baile practicado por los Rude Boys y los skinheads. Hacían algo parecido a correr en el sitio con su tronco superior en paralelo al suelo subiendo y bajando sus brazos. El baile circular lo pillo más o menos del mismo baile y se puso en movimiento a través de un círculo, añadiéndole giros y una agitación más violenta. Con todo el mundo moviéndose a la misma velocidad y rebotando entre ellos, sus extremidades agitándose normalmente no chocaban en lugares que pudiesen hacer daño. Lo divertido era las expresiones faciales, el uniforme de rabia y amenaza que llevabas como una máscara mientras que sentías un tipo bizarro de paz y armonía entre el movimiento caótico. Era un hecho que no sonreías mientras lo hacías, excepto al levantar a la gente del suelo.
‘Esa escena, la del CE Center, era especialmente buena vigilándose a sí misma’, añadía John Wurster de Superchunk, que tocaba en la banda de Philly Psychotic Norman. ‘El único problema que tuve en un show fue en Abe’s. Ni recuerdo que banda estaba tocando. Estaba en el pit y alguien golpeo su cabeza justo contra mi nariz. Estaba totalmente aturdido y sangrando, estaba ahí de pie y Rich Hoak y Jim McMonagle me vieron moviéndome de un lado a otro y me apartaron a un lado. Esa era una ocurrencia común, te caías y alguien te recogía’
El único punto extraño en cualquier show era quien iba a empezar la movida y cuando. Muchas veces, un tipo de repente empezaría a rebotar contra todo el mundo para empezar el baile, mosqueando a un número de personas que no quería ser empujada. Una vez que el pit se establecía y un montón de gente más empezaba a moverse, el grupo de gente alrededor del pit se convertía en los mismos que empezaban a unirse y a salirse. A esa gente no le importaba el contacto, arrojaban a otras felices en la refriega, y todo el conjunto funcionaba genial. Aunque había casi siempre gente petulante que empujaba con rabia a cualquiera que le tocase. En un concierto en Longmarch, recuerdo a un enorme italiano del sur de Philly que no estaba interesado en el punk, sino que se imaginaba que era un buen lugar para el contacto físico. Se quedo de pie en medio del pit todo el show y arrojaba al suelo violentamente a cualquiera que se encontrase con él. Siempre hubo un dilema en estas situaciones. Reclutar por su cuenta a personal superior para librar al espectáculo del problema, ¿o espera que alguien maneje el asunto? Cuando la comunidad era bastante fuerte y todos se conocían, se ejercía la voluntad de la gente. Pero cuando se montaron shows más grandes, la mayoría de la gente no se conocía, así que nadie sabia quien podía respaldarlo. Los shows podían ser fácilmente arruinados por un pequeño grupo de gente violenta. Probablemente, al ser Philly una ciudad con mucha gente de color, los skinheads nunca se establecieron mucho allí, y en un concierto en el CE Center donde quisieron causar problemas, algunos de los negros habituales como BB de Homo Picnic y Patrick los llevaban directamente a la puerta de salida.
En los shows de grandes clubs como el Olimpic Auditorium de L.A., no había una escena coherente, y Jimmy Alvarado del fanzine Razorcake recuerda los muchos problemas que la violencia skinhead de ahí fuera.
‘Me identifique con el rollo skin durante un tiempo’, dice Alvarado, ‘bastante antes del sinsentido racista, principalmente por el aspecto ‘clase obrera’ Yo era un chaval del este de L.A., que es tan clase obrera como tú puedas serlo, está lleno de violencia, opresión policial y un constante sentido de alienación del resto de Los Ángeles. Bandas como 4 Skins, Cockney Rejects y Blitz cantaban sobre cosas que yo podía describir. Entonces empecé a conocer a otros skinheads y vi lo mucho que estaban metidos en la moda – tenías que tener las botas adecuadas, las camisas adecuadas y los tirantes correctos – y el ciego patriotismo y las actitudes absolutamente estúpidas e hipócritas sobre las peleas y el punk rock. Aunque adoraba a esas bandas – todavía lo hago - pero no quería tener nada más que ver con la subcultura, que parecía estar hasta arriba de estupidez. Aunque de repente, había MONTONES de ellos asomándose por los conciertos, montando bronca y actuando como tontos, y las hordas más grandes de punks, simplemente les dejaban dócilmente volverse locos. Veías a 15 skins intimidar a 2000 chavales en un show. Eso es una increíble cantidad de poder, especialmente cuando tienes en cuenta que un mero 1 por ciento de esa mayoría les podían haber machacado sin ningún problema’
‘Un recuerdo particularmente delicioso fue en un show de Fear y Angry Samoans en el Olimpic Auditorium. En el centro de L.A. había una guerra Skin/Suicidal en esa época y una manada de calvos decidieron cargarse a un chaval con un Pendleton y su bandana. La cosa fue que el chaval no era un Suicidal, era de una pandilla del vecindario que estaba chequeando de que iba ese rollo punk. El chaval salió, hizo unas pocas llamadas y el rumor se corrió tan rápido que un puñado de coches estaba en el parking lleno de cholos para disparar a cualquier rapado que abandonase el show. Todos los skinheads empezaron a gorronear sombreros intentando rodear sus cabezas con las camisetas, asustados porque iban a ser castigados’
Algunas veces el caos de la situación cuidaba de las cosas por su cuenta. Cuando mi amigo Dave se cayó en un show en el Cameo de Miami, un skinhead pisoteo su mano dislocándose un dedo. No había duda de que la idea del skinhead era un castigo a un surfista rubio que se atreve a poner un pie en el pit. Dave se levantó y se enderezó el dedo desafiante en frente del skinhead y continuó su camino. Más tarde, con un par de skins en una persecución, se metió entre un hueco en el muro que formaban mi hermano mayor y mi amigo Charlie, que medían 2,08 y 2,03 respectivamente. Ni siquiera se dieron cuenta que estaban ayudando a Dave haciendo un bloqueo al skin perseguidor.
Cuanto mayores eran los shows, la mayoría de la gente aparecía simplemente por deporte. La música se reducía a una base para su agresión. La gente haría cabriolas como idiotas por el escenario, chocando con los acosados músicos, antes de saltar hacía el público. Esto era un rollo si un número de chavales llevaba zapatillas deportivas, pero si alguno llevaba pinchos y vestido con botas, sería bastante molesto. El tratamiento usual a alguien así era el clareado repentino del espacio – a veces intencionadamente, a veces por accidente kármico – después de lo cual aterrizaría en el suelo con un ruido sordo. Descubrí que la música no era su foco primario de atención mientras bailaban, ya que yo me pegaba al escenario o me movía hacía atrás cuando quería prestar atención a una banda que me gustaba. La queja de algunos – en especial a los de las bandas – era que la mayoría de los que se tiraban desde el escenario siempre tenían que estar en frente, sobre el escenario. Ellos tenían que ser el espectáculo. Demasiado flojos para montar su propia banda o hacer algo realmente creativo, solo estaban allí para robar el foco de la principal atracción. Se estaban poniendo en el camino de toda la gente que venía a ver a la banda de cerca, que no pensaban que sufrir colisiones violentas y botas sobre sus cabezas toda la noche sería parte de esa diversión. Fue un argumento válido, y ciertamente yo fui molestado lo suficiente por cerdos en busca de gloria en algunos conciertos. Muy a menudo, en las escenas más cohesionadas, la persona ofensiva sería eliminada o se le daría una charla.
HR capturó la esencia del slam dancing tal como estaba destinado a ser en una entrevista en NY Rocker en 1982, aunque por supuesto que al final lo llevo al terreno de Jah.
‘Mira, lo único que tienes que entender’, relataba HR, ‘es que está música es muy tribal, muy física, vuelve a los orígenes. Es casi incivilizada, ya que esas son las condiciones en las que vivimos. Ves este baile ahora, todo el mundo dice que es muy violento. Sin embargo, si te das cuenta, es un arte, un baile real, ya que todos conocen hasta donde llegar antes de pelearse. Mira, nadie está ahí para herir a alguien – se están divirtiendo. De vez en cuando salen moratones por la velocidad, pero es como en otros ejercicios. He visto a gente saliendo de lugares country y del oeste después de una pelea – eso es diferente. Revisa el baile en si – la juventud no está tratando de herir a nadie, solo parecen feroces. Es como un tratamiento de shock; quizás Jah los está llevando a través de esta etapa antes de que puedan ir a la siguiente, que es ir a verle a Él’
En cuanto se montaba un baile como espontanea liberación de energía, había una reacción natural a la música, para mí era una parte integral del punk rock. Fue solo en escenas donde la gente bailaba como rutina, como un trabajo diario en un gimnasio, donde se volvió tedioso. Viendo viejos videos de Marginal Man trae de vuelta la energía de esos shows como si fuera ayer, y parte integrante de eso es los chavales explotando felizmente en cada canción. Solo puedo recordar una vez con todo el público en erupción, Suicidal Tendencies en el steakhouse del norte central de New Jersey. Yo estaba bien en la parte trasera de un público de 800 personas, cuando la banda empezó con Instituzionalized y todo el lugar se volvió un pit gigante.
Una cosa extraña sucedió con la jerga al describir el slam dancing según se convertía en algo muy popular. Los primeros punks persistían en saltar del escenario con cada banda sin importar lo que les gustase. Después, con la popularidad del speed metal con Metallica, Megadeath y Suicidal Tendences y legiones de fans metaleros empezando a hacerlo. Mientras que ‘moshing’ fue siempre un término usado por los punks, la primera terminología usada por ellos era slamming, thrashing o skanking. El pit fue siempre eso, el pit. No era ‘el mosh pit’
Solo era como un espectáculo – lo cual era mejor en clubs pequeños donde todos se conocían y cuidaban entre ellos – que alcanzó a grandes arenas y shows y se convirtió en uniformemente conocido como moshing. La distinción para mi fue que nunca considere moshing un baile, como ‘el pavoneo HB’, ‘The Worn’ o las varias formas de skanking, sino más bien de aplastarse entre todos. Aunque, curiosamente, el extrañamente recurrente vínculo jamaicano con los punks es el responsable de ambas frases. Mosh es la pronunciación jamaicana de ‘Mash’, como bailar o danzar (es más bien asombroso la influencia no acreditada jamaicana que ha tenido sobre la cultura moderna, hablando del baile – lo cual formó parte del punk y después a la jerga mainstream – el ‘toasting’ de Yellowman y otros bailes, los DJs que se convirtieron en precursores del rap y los que dieron primero el nacimiento a la subcultura skinhead y la ironía de que esto último, de ser un movimiento nacido negro, fuese luego adoptado por racistas blancos)
Los medios adoraban el espectáculo de la violencia punk, e invariablemente una rara historia periodística ‘en profundidad’ sería del tipo ‘Slam Dancing en la Gran Ciudad’ del Washington Post o ‘¡El Slam!’ de Los Ángeles Time o un artículo que hizo el Village Voice sobre el slamming en 1983. Incluso Penthouse hizo una incursión en el punk en 1984, titulándole ‘Skank o muere’
Una de las más perfectas noches que recuerdo de skanking fue en un show en el CE Center con Marginal Man, cuyas audiencias siempre parecían ser más tranquilas que las demás. Sin peleas, intensos giros enérgicos y montones de sonrisas y ayuda cada vez que alguien se caía al suelo.
Aunque muchas de las letras de Marginal Man van sobre dificultades emocionales, su música y melodías guitarreras son tan optimistas que no podías evitar sentirte bien mientras lo escuchabas. Siempre asumí que ellos grabaron la canción más personal, Friend, de nuevo en su segundo disco con un tono más brusco y abrupto a las voces para compensar la más alegre de su primer EP. Kenny Innouye estuvo intrigado por este pensamiento, pero dijo que solo la incluyeron porque estaban ensayando canciones del primer disco para calentar en el estudio y les sonaba tan bien que pensaron que debían también meterla. Les gustó la idea que canciones especificas personales – en este caso una sobre un amigo del guitarrista Pete Murray al que le impidió cometer suicidio – podían ser diferentes cosas para diferentes personas. Una banda de Epitaph punk de los 90 llamada H20 hizo una versión de Friend, la cual Innouye describe como ser la clase de canción ‘hey, barrio punk rock, amigo’ La creía una interpretación perfectamente válida, aunque incluso cuando la canción salió ‘no era sobre lo que iba’ (y estoy seguro de que los Damned no hicieron Smash it up para ser versionada por Offspring para una película de Batman, pero ahí la tienes)
Otra parte integral de los shows punk era el popular canto a coro, el cual algunas bandas alentaban, mientras que otras no querían saber nada de miembros del público en el escenario con ellos. Como en todo, había gente que se entusiasmaba con esto, y había al menos un cerdo en cada escena buscando atención. La única vez que hice un montón de coros fue poco menos que por accidente, en un show de Goverment Issue en el CE Center donde yo estaba enfrente del escenario. En cuanto empezaba una canción, una gran masa se abalanzaba y me veía forzado a poner mi espalda sobre el escenario con 10 personas encima de mí. Recuerdo mirar fijamente a Stabb en el centro de un anillo de caras apiladas alrededor mío, mientras que él empujaba el micro hacía mi durante los coros, y así ese gran grupo y yo podíamos gritar desde nuestros corazones. Él debió de sentir algo de simpatía por mi predicamento, ya que en cada canción siempre sucedía lo mismo y él se dirigía hacia mí. Mi permanencia en esa perpetua pila de cerdos fue recompensada cuando algunos cortes de ese show en directo se editaron en grabaciones futuras. En algún lugar de esos coros en Time to Escape está mi voz distante, si es que fue en ese momento.
Estuve fuera con Stabb del CE Center después del show, fue divertido ver la transformación de su teatral presencia en escena del John Schroeded callejero afable con anteojos. Todavía mantenía su ingenio cómico, aunque nunca perdía una oportunidad. Cuando pasaba un scooter, le gritaba al conductor con su mejor imitación de inglés de Quadrophenia:

¡Hey, Jimmy! ¿Tienes Reds? ¿Tienes Blues?’

Stabb se divertía con sus audiencias Germanas que no entendían en uno de sus mejores golpes cómicos entre canciones que he escuchado jamás en unas cintas en directo, haciendo hilarantes imitaciones de Wattie de los Exploited. Todo el mundo estaba intrigado con Stabb por muchos rumores que había alrededor de él, y siempre fue una leyenda por estar frente a la única banda, a parte de Scream, que sobrevivía en DC desde 1981. La escena de DC era un punto focal en ese tiempo en la costa este y todos los punks tenían verdadera curiosidad por conocer todo lo que venía de allí.
Para las bandas que motivaban los coros era otra oportunidad de derribar las barreras entre el público y los fans, lo cual el punk rock era muy aficionado a hacer. Jason Willis de Knokout Pills, recuerda su momento de gloria en un show de Kansas City en 1984.

‘Tengo una cinta de Freeze de un concierto en el Foolkiller donde me dieron el micro para cantar en cada maldita canción – un gran fan de Freeze en ese momento, cantando a coro frente a todo. El problema era que estaba pasando por la pubertad y al final el resultado es horrible, estridente, horroroso y vergonzoso más allá de lo creíble. Al día siguiente del show de Freeze todavía estaban en la ciudad y fueron a un show de DRI. Uno de los tipos de Freeze se acercó a mí y dijo, ‘Hey, ¿no cantarías con Freeze?’ Me puse rojo y me sentí como un idiota de primera clase, aunque apuesto que en algún lugar interior de mi estaba agradecido’
Viniendo desde St. Louise para ese mismo concierto de Freeze estaba Tim Jameson de Ultraman y sus amigos, haciendo su primera incursión a Kansas City. También tuvieron su momento ‘jodida salchicha rebozada’
‘Cuando llegamos a Kansas nos dimos cuenta de que no teníamos ninguna indicación de donde era el show. Solo nos metimos al coche y nos dirigimos a KC. Paramos en Streetside Records en Independence para buscar algún flyer. No vimos ninguno así que un chaval nos dijo que si era un show punk debería ser en el Foolkiller. Nos dio unas vagas indicaciones y seguimos. El verdadero problema fue que creíamos que dijo ‘Full of Collors’ El acento de KC debía ser difícil de entender y seguir para nuestros oídos del este. Así que estábamos conduciendo por la parte alta de la 31st que solo podemos describirla como un gueto. Estábamos bastante perdidos. Paramos y preguntamos a un grupo de tipos en la esquina donde se encontraba el ‘full of colors’, lo cual decidimos más tarde que solo podía sonar a ‘full of coloreds’ Somos 3 blanquitos con suerte de seguir vivos. De alguna manera llegamos al Foolkiller. Los Freeze estuvieron geniales’
Toxic Reasons llegaron rugiendo al CE Center, probando que el Medioeste era todavía responsable de algunas de las mejores bandas del país. El segundo álbum de Toxic Reasons, Kill by Remote Control, fue otro clásico punk que no tiene el poder aniquilador de su primer disco, pero si más variedad. Con Ed Pittman fuera de la banda, ese disco mostraba su programa de rotación de cantantes. Cada miembro del grupo cantaba una u otra canción, lo cual mantenía interesantes las cosas. La banda, siempre hastiada por sus años difíciles en la carretera, estaba mostrando su desilusión con la naturaleza sin objetivos del punk de los 80 en canciones como ‘Revolution?’

Te veo en las calles/peleando y ¿es eso ser punk?/una oportunidad de ser como un redneck

En 1985 Toxic Reasons estaban exhaustos por su aguante como banda de carretera, y Rob Lucjack propuso que parasen de girar y repensaran su propuesta. Lucjack quería evolucionar su sonido más allá del hardcore – siempre un negocio complicado – aunque la banda lo logró con el Ep Within These Walls.
En la época que hicimos Within These Walls’, recuerda Lucjack, ‘yo solo quería salir del rollo punk rock. Quería hacer algo diferente, cambiar. Todos esos chavales de 16 años solo querían escuchar Riot Squad, o yo estaba en plan eso se acabó. No queríamos seguir tocando solo hits, sin seguir adelante. En realidad, no hay batería real en ese disco, es una caja de ritmos. Nos gustaba todo el sonido de la caja Linn, que solo la programamos lo más parecido a lo que tocaba Jimmy Joe. Quería conseguir un rollo power pop, canciones bien elaboradas. Plantee a los chicos que no deberíamos girar más, que lo habíamos hecho durante 5 años con 7 bandas distintas y era hora de ser más estratégico y establecerse. Ellos no estaban interesados, así que lo deje, y decidieron que querían explorar el camino del speed-metal’


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