GOING UNDERGROUND 22: Asesinos de vampiros sin miedo.

Del exceso de conciertos en 1985, el punto álgido fue ver a los Bad Brains. Tocaron en el City Gardens y excepcionalmente les llevo mucho tiempo subir al escenario – la hierba te hará esas cosas – pero en cuanto Dr. Know se enchufó y lanzó su primer acorde supe que iba a ser algo que nunca había escuchado antes. Su amplificador Marshall emanó un sonido distorsionado espeso y zumbante que me pateo en el intestino. Siempre había visto a un número de bandas suavizarse desde sus primeros días, y los Bad Brains ya habían abandonado grabar hardcore con la edición de I Against I, así que fui feliz de verlos entrar en erupción a través de su viejo material con toda la furia loca por la que se hicieron legendarios. HR hizo volteretas hacía atrás, sus gordas rastas girando por todos lados, y se arrojó por todo el escenario como un maníaco. Earl golpeaba como un demonio y con increíble precisión. El muy negro de 1m 92 se mantuvo alto y sombrío arrancando sin esfuerzo las líneas de bajo con sus dedos relampagueantes sobre el diapasón, estaba a la altura del nombre que HR le había otorgado como doctor musical.
Como siempre, la gente trataba de bailar con los Bad Brains y la gerencia hablaba por la PA amenazando con finalizar el show. En contraste con la complacencia de algunas bandas hacía esas sugerencias de los managers, los Bad Brains miraban con hostilidad y reprendían a los clubs por no permitir divertirse a los chavales. Nunca había visto a una banda tan enfadada en un club. La mayoría de los grupos eran solo felices por tocar en un concierto, por ser pagadas así que raramente amenazaban al City Gardens por su política restrictiva. Estuvo bien ver una banda de la estatura de los Bad Brains plantarse y decir ‘no queremos vuestras putas reglas, no queremos tocar para una pandilla que no les permiten moverse’ Pero ellos estaban atascados en un profundo dilema: si querían irse del club siendo unos gilipollas, eran los fans los que salían perdiendo. Siguieron tocando, pero no se les veía muy felices.
Me senté con Darryl después del concierto, que tenía la mirada más peligrosa de ellos pero que en realidad era el más amigable. Enchufé mi grabadora y llevé a cabo una divagante charla/entrevista de unos 45 minutos, que se convirtió en una de las más interesantes conversaciones que he tenido con el miembro de una banda. Para su paz mental, él tenía un lugar en el septentrional New York para alejarse de la ciudad cuando está le volvía loco. Dijo que algunos de sus vecinos de allá arriba no sabían cómo tratarle, pero que le dejaban en paz. Estoy seguro de que era algo como un eufemismo, porque debido al conservadurismo atrasado y al racismo pocos lugares rivalizaban con el New York septentrional.
Tenía curiosidad por cuanto racismo se encontraron en los USA tocando conciertos, si tuvieron problemas con los skinheads, pero Darryl dijo que en la mayoría de los sitios que tocaron en los USA habían estado bien. Solo unas pocas veces en los primeros días hubo incidentes.
Una vez en el CBGB’s’, le contaba a Damaged Goods en 1981, ‘la gente de atrás andaba diciendo ‘negratas, putos negratas’ Fueron expulsados. Y una vez en Virginia. Creo que era bastante divertido cuando la gente actuaba así. Es excitante, lo ven como algo a lo que tienen que rebajarse, decir e intentar ver como reaccionamos. Creo que es divertido cuando la gente hace eso. No me lo puedo tomar en serio. Somos del sur y estoy acostumbrado a eso hasta cierto punto. Se cómo es caminar por algún lugar y sentir, saber que soy negro – no es un problema. Muchos de los sitios donde tocamos, somos las únicas caras negras en el lugar. Eso está bien’
Parte de su comodidad con eso venía de una oscura banda punk de Philadelphia llamada Pure Hell, un grupo de la era 77 que fue la primera banda punk toda negra del país. Existe escasa historia sobre ellos, y solo se editó un 7” por ellos (en UK) con una versión de These Boots Are Make For Walking y una original en la cara B llamada No Rules. Eran la banda a los que Bad Brains le daban crédito por hacerles sentir que estaba bien ser negro y punk. Pure Hell tocaron en el CBGBs en el 77 y salían por la escena de NY, tocando en el Lyceum de Londres y saliendo con los Stooges, New York Dolls y Johnny Thunders, grabaron con Motorhead y según cuentan eran los tipos más amistosos del mundo. Michael ‘Spider’ Sanders, el frontman, falleció en 2002. Mucha gente de Philly a los que él les contaba las historias salvajes de los años de la era Please Kill Me solo pensaban que era un tipo un poco loco, sin darse cuenta de que era todo verdad. Michael Clarke de Inflammabel Material Records en Londres recuerda estar asombrado por las contorsiones y giros corporales de Spider cuando los vio abrir para los UK Subs en una noche insoportablemente calurosa en el Lyceum.
La peor experiencia que Darryl Jennifer había tenido fue en Europa, en un show en Amsterdam. Alguien del público se había estado burlando y le había llamado negrata, así que él se desprendió de su bajo y salto del escenario para cerrar la boca de ese tipo. Antes de darse cuenta, estaba rodeado de gente que le quemaba con cigarrillos. En la violenta e impredecible escena punk squatter de Europa, muchas bandas americanas de gira aprendieron a tragarse su orgullo para sobrevivir.

Volví a subir al escenario de nuevo’, decía él.


Él no hablaba mucho de religión – HR parecía ser el miembro más serio de la banda sobre estudios de la Biblia – pero habló sobre la historia de la banda y sobre sus intermitentes relaciones. A menos que los Bad Brains estuvieran de gira, la voz que se corría era que estaban separados, lo cual lo caracterizó como que se tomaban descansos de todo hasta que sintiesen de verdad ganas de tocar de nuevo. HR era el principal instigador de esas separaciones, porque no quería hacer nada más que tocar reggae (el hardcore no servía a Jah) y Dr. Know y Darryl Jennifer estaban más a favor de tocar material crudo y ruidoso. Lo que resultó de esto fue que HR se lanzó a una carrera en solitario tocando reggae, llevando a su hermano Earl con él, y cuando los Bad Brains se juntaban ellos ya no grababan más canciones reggae. El problema con eso fue que el reggae en solitario de HR ni siquiera me parecía tan bueno como el de los Bad Brains. El legado de Bad Brains se contaminó aun más cuando Dr. Know y Darryl buscaron sustitutos a las voces y la batería para girar como Bad Brains. Lo que equivalía a que ‘Un Poco de Bad Brains’ era todavía mejor que la mayoría, pero cualquiera que los hubiera visto con HR y Earl sabía que era una pálida imitación del rollo real.
En muchos aspectos, los Bad Brains nunca habían sido aceptados en las éticas del undeground, y simplemente fueron relegados a ello debido a la extrema naturaleza de su música. Aunque ellos parecían disfrutar de ser parte de ello. La hostilidad con la que los Bad Brains habían sido denunciados como oportunistas hambrientos de dinero unos años atrás por bandas como MDC fue difícil de sostener cuando los MDC se convirtieron en otra de las bandas que molestaban a la pobre nueva generación de promotores novatos en busca de garantías. Ese fue uno de los mayores dilemas del punk rock. Era bonito y bueno hacerlo por amor al arte, lo cual era lo que la mayoría de las bandas hacían, pero los veteranos se cansaron de tener que pagar en esencia para tocar. Entre giras, la mayoría de las bandas tenían trabajos diurnos con los que sacaban dinero para salir de gira, después de la cual perderían demasiado dinero en esas giras y se verían obligadas a regresar a sus trabajos diarios para volver al punto de partida.

Ahí es donde el underground fue en gran medida un fracaso, en su incapacidad de apoyar la existencia de la mayoría de las bandas que compusieron el underground. Si no tenías ambiciones de abandonar tu hogar o hacer solo pequeñas giras regionales, estarías bien. Como lo demuestran las historias de las giras de DOA en el libro de Joey Keithley I, Shithead, incluso las bandas con más nombre apenas podían llegar a fin de mes haciendo giras nacionales. Las más pequeñas sufrían fuertes pérdidas. Esas que empezaban a tomar una posición unitaria de exigir garantías a menudo se ponían a ellas mismas fuera del alcance de los promotores DIY de poca monta, quienes tenían un ejército de prometedores esquiroles punk disponibles dispuestos a tocar por casi nada. A su vez, esto forzaba a las bandas más grandes a tocar en clubs que podían pagarlas, aunque las garantías no siempre significaban algo. El propietario del Electric Banana en Pittsburgh era famoso por llevar un arma en una funda y estafar a casi todas las bandas que tocaban allí.
El éxito de Bad Brains incluso iba en contra de ellas. Porque hacía el final de la década eran una banda de mayor nivel con una oficina de managers que podían buscarles sitio en clubs donde la mayoría de las bandas hardcore tenían denegado su acceso, ellos se quedaban atrapados en las políticas de mierda de esos clubs. Era un buen ejemplo de las desventajas de ir por la ruta establecida. En los shows de los centros comunitarios, no había hombres de negocios con verborrea gritándote lo que podías y no podía hacer. Los Bad Brains deberían haber reído los últimos cuando cantaban ‘no puedes permitirte el lujo de cerrar las puertas, tan pronto no más,,,’ pero teniendo que abrir puertas por medio de un gran conjunto nuevo de problemas. Era imposible no bailar con su música, pero pocos clubs lo permitían. (A día de hoy, cuando escucho el álbum ROIR, mi visceral respuesta es arrojarme sobre cualquier cosa que se pone por delante) Si los chavales podían organizar sus propios shows – sin restricciones – eso beneficiaba a nuestra propia escena, ¿Cuál era el momento de intentar entrar por esas puertas?
Marginal Man tenían una historia entretenida respecto a este tipo de conflicto, en un show ellos tocaron en el Channel de Boston. Llevaban un mes en esa gira en particular, y ya habían tocado 28 conciertos. Debido a una reciente avería en la furgoneta habían tenido que viajar desde Maryland con todos los miembros de la banda y su equipo en la camioneta de la madre de Steve Polcari. Kenny Inouye llevaba tumbado sobre las guitarras en la parte de atrás 6 horas, con su cabeza a una pulgada del techo.
Era como un ataúd’, recuerda Inouye, ‘solo que un ataúd es mejor porque al menos tienes algo de espacio. Llegamos a Boston, y para enseñarte lo que cambian tus prioridades cuando llevas tiempo en la carretera, estábamos en el Channel y la cosa es que lo que realmente nos excitaba es que nos trajeron una bandeja de delicatesen. Nos estábamos alimentando. ¡Hablo del instinto animal! Dios mío, es comida. Tocamos ese show, y fuimos avisados antes por esa gente de que ‘no iba a haber slam dancing. Vamos a parar el concierto si hay cualquier clase baile’. Y dijimos, ‘vale, está bien’ Yo, personalmente, me lo tomé en serio porque era un secreto bien conocido que el Channel estaba en manos de la mafia de Boston. No necesitaba más problemas, no necesitaba ninguna clase de problemas’
Las primeras 2 bandas salieron y no hubo problemas. Luego salimos y después de 3 canciones nos dicen los de seguridad desde el otro lado del escenario: ‘vamos a aparar el concierto si esos chavales continúan así’, y solo estaban dando saltos arriba y abajo, ni siquiera corrían entre ellos. Así que me quede, que más da. Después de 6 canciones, nos desconectaron, literalmente. El rollo fue que nos desconectaron mientras tocábamos Mising Rungs, y a la vez que la energía se iba del amplificador y la PA, acabábamos de empezar esa parte de la canción del final, sabes, que canta ‘raza de ratas’. Así que todo lo que podías oír era la batería y a todos esos chicos del público cantando. Fue gracioso, estar de pie en el escenario, no podías hacer sonar tu guitarra, y buscabas a un lado del escenario a los propietarios o a los managers y estaban mirando petrificados porque tenías a 600 o un millar de chavales cantando algunas palabras ininteligibles a ritmo con la batería, y era algo muy tribal lo que sucedía. Y no sé si se divertían con su locura o estaban petrificados o enojados porque se terminó el show’
Después de que la canción terminó se me ocurrió que no podíamos divertirnos, sino que deberíamos estar desanimados, en ese momento solo nos preocupábamos de evitar que empezase un disturbio, porque el público estaba mosqueado. Nos dimos cuenta de que una palabra equivocada desde nuestro lado podía desencadenarlo todo. Intentamos mantener al público en calma, dijimos: ‘hey, mirad, regresaremos, tocaremos en algún sitio guay la próxima vez, no queremos problemas porque la gente puede resultar herida’ Todo el mundo lo dejo de forma pacífica, gracias a dios. Así que cargamos nuestro equipo en la camioneta, y la mayor parte del tiempo que pasamos cargándolo, los gorilas nos estaban picando para empezar una pelea. ‘Si, sois un atajo de gilipollas, si, esto y lo otro, bla, bla, bla’ Y según cargaba la última guitarra, un gorila me gritaba, ‘¡Nunca más tocareis en esta ciudad!’
‘Me sentí como si fuese uno de esos músicos MGM blancos y negros de los años 40, sabes, ‘fuera de aquí, nunca tocareis…’ Como si estuviese en una película mala de medianoche. Solo empecé a reírme. No podía parar. Cuando me di cuenta de que me estaba riendo pensé, ‘oh dios mío, van a machacarme la cabeza’ Afortunadamente no lo hicieron, pero esos tipos me preocupaban’
Nos fuimos del club en la camioneta, y todos decíamos ‘no me lo puedo creer’ Después de unos 10 minutos fuera de la ciudad, Andre se inclinó y dijo, ‘hey Kenny, por cierto, cumpleaños feliz’ Y a mí se me había olvidado por completo que era mi cumpleaños. Lo había olvidado del todo. Se llamó a la policía para cancelar el concierto, estás cerca de montar un disturbio… es fácil olvidar que es tu cumpleaños’

Los expertos habían observado la línea plana de EKG durante años, y declaraban con autoridad que el punk estaba muerto, kaput, el cadáver empezaba a pudrirse. ¿Quiénes eran esos imbéciles azotando a ese caballo muerto?, se preguntaban. El sonido de la radio universitaria era lo que estaba en marcha – REM, los dBs, Del Fuegos, Green on Red, Pylon, los Feelies – no ese ruido que esos mocosos en almacenes alquilados insistían en poner.
Estaba revisando los listados de clubs en el Philadelphia Inquirer un día cuando me sorprendió ver a los Vandals que iban a tocar en un lugar llamado The Underground Dance Club en Bensalem. Pensé que debía ser alguna banda local llamada The Vandals, pero de todas formas decidí ir. Nunca oí hablar del club, y apenas sabía dónde estaba Bensalem. Resultó ser un pequeño pueblo pegado a la I-95 a unas 20 millas al norte de Philly. El club era uno de los más guays que había visto, un pequeño sótano con luces oscuras, grafittis de neón y viejas noticias colgadas de los Sex Pistols y otras bandas sobre el muro.
Una banda de Jersey llamada Bodies in Panic abrieron el show para una sala vacía, y soltaron su mierda con un corto repertorio. Entonces efectivamente, vinieron los Vandals que conocía y amaba. Todo el público eran ahora unas 5 personas; los tipos de la banda telonera y yo. Sin dejarse intimidar por la falta de gente, los Vandals lo dieron todo. Stevo, su cantante, salió con un viejo reproductor tocadiscos en su cuello e hizo scratch como un campeón en Ladykilla. Tocaron la mayoría de su repertorio de Peace Through Vandalism y When In Rome Do as the Vandals, continuando con su tradición de canciones cowboy con Mohawk Town, y el humor raro con Viking Suit (‘él quiere ser Leif Erikson/descubrir América/pero no lo es/solo es un fotógrafo/al que le gusta tomar fotos de pequeños chicos vestidos de vikingo…’)
El EP Peace Through Vandalism de los Vandals quizás fue el clásico punk más divertido, con su himno cowboy Urban Struggle, documentando la curiosa coexistencia del club punk de Costa Mesa el Cuckoo’s Nest con un bar cowboy pegado a su lado llamado Zubi’s. Los constantes enfrentamientos entre los punks y los cowboys en el parking son muy citados como la razón de que las autoridades de Costa Mesa cerrasen el Cucko’s Nest en 1981, poniendo al propietario Jerry Roach fuera del negocio y poniendo fin a uno de los mejores garitos de Orange County de la época. La canción Pat Brown referenciaba un incidente en el que el infame amigo de TSOL y los Vandals intentaron sacar fuera a 2 polis del club, con los policías disparando contra su coche mientras huían. La canción fue escrita por el hermano del guitarrista de TSOL Ron Emory, uno de los miembros originales de Vandals.
Pat Brown – Es un chalado – Si, te diré porque – En una cacería – el gatillo se resbaló – alguien casi muere – Un Masaje Circular recibió una descarga de escopeta – él no puede pagar 50 pavos por cabeza – La Tienda de Música tiene una parada de ventas a medianoche – ‘Hola Amplis Marshall’ – la tienda de estéreos fue golpeada incluso más – pero Pat quedó atrapado – En el Cuckoo’s Nest hizo lo mejor – Para joder a algún cerdo.
Por mucho que la gente quisiera rechazarlos por ser como una banda de broma, la amistad de TSOL con los Vandals tuvo obviamente un efecto sobre ellos en cuanto a permanecer imprevisibles en los primeros años. Los Vandals eran una de las pocas bandas, además de los Dickies, de estar a la altura de del desafío de igualar la calidad de su música al nivel de su ingenio. Al mismo tiempo, compartían la misma idiotez de Huntingtn Beach como muchos de sus iguales. Vandalizar y aterrorizar era una forma de vida. Joey Escalante lo lamentó pronto en Flipside:
‘No podemos tocar con TSOL, ya que Jack intentó mearse encima mío en el Cuckoo’s Nest y yo pare en medio del repertorio y los matones del garito le pegaron. Y ahora él quería que me disculpase por no dejarle mearse encima de mí. Yo estaba realmente desanimado, ¿debería dejarle mearse encima de mí? Ellos eran nuestros mejores amigos y no podremos tocar con ellos más’
Jack Grisham recuerda un incidente gracioso en el Cuckoo’s Nest, después de que un grupo de amigos suyos que aparecieron con las caras pintadas como en la naranja mecánica y que se metieron en una pelea y los echaron del club. Jerry Roach llamó a TSOL para que tocaran, y por lo problemático que Grisham era, les dijo a todos sus amigos que fueran con la cara pintada de blanco a su show. Más tarde, Roach, le devolvió el favor, cuando teatralmente Grisham regreso a patearlo el culo.
‘Una noche, estaba bebiendo cerveza y estaba realmente temeroso por si aparecían los polis ya que parecía que estaba perjudicado – llevaba puesto un pequeño vestido, pestañas y demás mierda y los polis me dicen: ‘Van a a amarte en el condado, ¡capullo!’ y yo respondí, ‘oh, mierda’ Así que cuando se dieron la vuelta, salí corriendo y ellos me persiguieron. Los gorilas me pillaron y todo lo que Jerry Rach hizo fue: ‘les diré que te dejen marchar si tú les dices a los de la cara blanca que no vuelvan’, y yo respondí ‘se lo diré’ De todos modos, me tenían…’
Joey Escalante me vendió una camiseta después del show en Bensalem y me dijo que iban a tocar 2 días más tarde al otro lado del rio en un asador de New Jersey que montó conciertos por breve tiempo. El cartel se veía demasiado bueno para ser verdad: Ruin, Butthole Surfers, Vandals y Kraut. No me di cuenta de que era un concierto para todas las edades que empezaba a las 4 de la tarde. Aparecí a las 8 de la tarde, me perdí todo menos los tercos de Kraut. Todo el suelo del asador estaba cubierto de cucarachas de papel de los Butthole Surfers, que son a los que quería ver. La noche fue redimida en parte por una grabación de Vandals para mi programa de radio que fue la más divertida hasta el momento.
Hey chavalín, entra el coche, somos amigos de tu madre. Si, chavalillo, somos los Vandals, amigos de tu madre. Entra al coche. Tenemos un traje de Vikingo que te dejaremos llevar. Vamos, entra en el coche. ¿Tienes hermanas pequeñas?
Los Minutemen vinieron a Philly ese otoño, tocando en alguna sala espaciosa al oeste del Center City. La banda era una de las pocas que habían logrado ampliar enormemente lo que la gente consideraba punk rock, aunque todavía permanecían aceptados y amados como ‘uno de los nuestros’ en el mundo punk. Estaba algo desconcertado cuando me encontré con los amigos Deadhead ya que en la escuela era un gran fan de Minutemen, pensando que a un hippie no podía gustarle una de mis bandas. Nunca se me había ocurrido que en ese momento esa banda era tan accesible musical y políticamente a los hippies. Uno de los momentos geniales que recuerdo del show fue a la banda tocando Tour Spiel, y Mike Watt paseando el micrófono en el estribillo con una gran sonrisa en su cara. Fue un gran contraste con el Mike Watt mayor, pelo cano e intenso que vi pasados los años en Firehouse.
Con su reciente show en mente, fue un shock recibir una llamada el día después de navidad en Florida del guitarrista Matt, contándome que D Boon había muerto en un accidente de coche el día anterior. Fue la primera vez que una leyenda punk que había sido parte de mi experiencia moría. Pensé que Boon sería extrañado más que otras personas, solo porque él tocaba y cantaba con una sinceridad que no era usual en el punk. Por añadidura, Minutemen eran una banda única en su mejor momento. Coincidieron con el épico doble álbum de Hüsker Dü Zen Arcade con su propio doble disco, Double Nickles on the Dime, seguido con Project Mersh, y justo terminado de grabar Three Way Tie antes de verlos. Su trabajo grabado era asombroso por los 5 años que sacaron vinilos, abarcando un centenar de canciones.
Lo que les hizo tan inusuales para la escena de LA fue lo diferente culturalmente que eran con cualquier otra banda de su entorno. Los Angeles – a pesar de su tremendo tamaño y extensión – tuvo un mal hábito de producir la mayoría de las cosas, incluyendo el punk, dentro del mismo molde. Aunque San Pedro lo podía haber sido en otro estado o universo por la forma en que fue representado por The Minutemen, se sospecha que eran más la excepción de la norma que lo habitual. Aunque, según decían ellos, el punk cambió sus vidas, ellos iban con su fondo y sus raíces más allá de los que el punk les permitía definirse.
‘En cierto sentido, el hecho de que Pedro fuese redneck culturalmente me ayudó, porque era como estar en una botella térmica’, recordaba Watt en Bass Player. ‘Vi mudarse bandas a Hollywood, y de repente no podían escribir más canciones. Hay algo sobre experiencias de la vida real que te permitía salir con nuevas ideas. Algunas veces es bueno darse de bruces contra la pared, donde necesitas aprovechar al máximo lo que tienes’.
El aura de clase trabajadora de los muelles de Pedro, junto con D Boon que tenía un hermano mayor que había servido en Vietnam, ligó a Minutemen mucho más fuerte a la cultura de finales de los 60 más que de primeros de los 70. Su música era canción protesta de la era Vietnam, y sus valores eran una especie de valores socialistas de clase trabajadora heredados, de la misma forma que Gary Floyd de los Dicks llegó a ello, más que cualquier cosa aprendida intelectualmente.
Una década después me encontré un grupo de surferos viajeros de San Pedro en El Salvador, y uno de ellos me prestó un bootleg de Minutemen que él tenía y que escuché según viajábamos por el país juntos. Fue algo oportuno, ver lo mucho que la banda había cantado sobre la involucración de los USA en Centro América y El Salvador en particular. Como esperarías de alguien de San Pedro, los surferos pensaban de su rincón de la gran extensión de LA como cualquier agujero de mierda. Los Minutemen eran solo alguna banda local con la que ellos crecieron viéndola tocar. Conocían a los miembros de la banda y a sus familias y hablaban de como la partida del hermano mayor de D Boon a Vietnam había producido un efecto profundo en Boon políticamente hablando.
El momento cumbre de nuestro viaje por El salvador llegó en el camino de vuelta desde San Salvador después de pasar una noche excitante escondiéndonos y siendo buscados por bandidos armados en la remota costa este del país. Nick y yo estábamos en la parte de atrás del bus, el cual había decidido coger a cada ser humano que estaba en la carretera, sin importar lo lleno que estaba. La gente viajaba en los parachoques traseros aferrada a la puerta trasera abierta, la escalera u otra gente mientras dentro había un aplastamiento insano de personas a cada lado y encima de nosotros; fuimos enterrados bajo una avalancha de gente. La siguiente canción de Minutemen de mi cinta empezaba con D Boon aullando:

¡ESTO NO ES UN PICNIC!

En 1985 el sello SST se había convertido en un gigante, con una fenomenal lista de bandas y ediciones, incluyendo a Black Flag, Minutemen, Meat Puppets, Hüsker Dü, los Bad Brains y los Descendents. Vendían más discos que muchos sellos indie en el país, y la calidad de sus grupos creaba gran expectación sobre cualquier cosa que editaban. Cuando el guitarrista de Black Flag Greg Ginn fundó el sello, no pudo haber previsto el futuro y lo rápido que crecerían. Por editar material de muchas bandas que no encajaban en el estereotipo del punk convencional, Ginn también siguió su camino para mantener la frescura de la escena punk.




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