GOING UNDERGROUND 23. Punks en las películas

 El último concierto de Gutless Meanies en el que toque tuvo lugar a finales del 85, y ya que yo andaba tocando algo de batería, sonaba más rápido incluso de lo que era habitual. Llevaba puesta unos panties de cuero negro que pertenecían a un aventurero bisexual conocido, una bolsa de supermercado, el símbolo de Gutless Meanies pintado en mi pecho y un ‘jódeme con fuerza’ pintado en mi brillante calva. Mi novia de esa época estaba aterrada cuando me vio aparecer así. Debió ser solo porque ella se tomó el mensaje personalmente, ya que ella había decidido que no estaba engañando a su otro novio si no permitía la penetración. Así que no hubo sexo para mí, ni duro ni del otro. Desde que abandoné el consumo de alcohol durante mi año de hombre sobrio, me convertí de forma inadvertida en straight edge y con la suma indeseada del celibato, yo vivía en una canción de Minor Threat. Al menos todavía podía pensar en follar. Genial.
Conduje desde un concierto de Dickies en el CBGBs que se canceló debido a un pequeño y beligerante skinhead que no estaba impresionado por mi horrible vestido de señora mayor con flores verdes y chanclas. Me llamo ‘marica con bandana’, me escupió cerveza y me retó a una pelea. Lo más cómico fue cuando demando saber dónde estaba ‘mi uniforme’, ya que tenía la cabeza afeitada y aparentemente estaba causando estragos con su noción de lo que significa ser un skinhead. Sin esperar a ser asaltado por una pandilla de skinheads de NYC solo por el placer de cerrar la boca del hombrecito, le convencí para que se fuera. Mi amigo John Irving, que tocaba el bajo en The Hated, estaba tan divertido con la historia que empezó a saludarme con un ‘¡marica con bandana!’
John Stabb estaba en mejor posición para cambiar las tornas con los skinheads, estando en el escenario, y se deleitaba con la oportunidad cuando se le presentaba.
‘En un extraño show, abriendo para GWAR y All’, recordaba Stabb, ‘tuvimos un momento Spinal Tap que cada banda vive cuando la radio empieza a sonar por los altavoces. Así que dije, ‘¿Qué es esto?, ¿DC101? Desert Island Discs, DC101… si solo pudiera llevar un disco a una isla desierta, sería el EP de Stains, Skinheads Poke Goats’ Tengo el video de ese concierto, con esa carrera de skinheads hacía el frente, apuntando sus dedos a mi cara y escupiéndome. Me burle de ellos el resto del repertorio hasta que se alejaron avergonzados’
A primeros de 1986 me embarque a Australia. Planeando quedarme un semestre para estudiar. Pasé mis primeros días en Sydney descubriendo la ciudad y mi primer vistazo de punks pasando el rato en las escaleras del Town Hall fue tranquilizador. Divertido. Aunque los primeros punks recuerdan el parentesco de ver otros punks y querer conocerlos, nunca sentí eso en los USA. Yo me identificaba más con la música y con todo el espíritu y la energía del rollo, y me sentía feliz de ser parte de ello, aunque no estaba buscando una etiqueta o movimiento para definirme. A diferencia de algunos, no era rechazado o sufría abusos ni me veía obligado a buscar una comunidad que me apoyase de otros inadaptados. Había muchas motivaciones diferentes para estar metido en el punk y no solo porque parecieses un punk no significaba para mi que necesariamente yo compartiese nada contigo. Esto fue el caso cada vez más según pasaba el tiempo, cuando la estética del punk se divorció del ethos y la actitud.
En muchas escenas de los USA hubo una reacción en 1982 contra el hecho de vestirse para sorprender, desde que estaba asociado en las mentes de la gente con la generación previa del punk. Mientras que la minimización de la vestimenta escandalosa puso el énfasis en que el punk iba más sobre las creencias que sobre las pintas, algunos de los más salvajes punks estaban perdidos en el cambio al nuevo look ‘hardcore’. Parte del desdén que los punks más viejos tenían por esa nueva variedad era que ellos no parecían demasiado distintos que una rata de centro comercial. Mientras que los nuevos chicos estaban en algunos casos más comprometidos a la música y a la ética DIY, tampoco estaban arriesgando tanto en cuanto a sufrir acoso en la escuela o en las calles por no salirse de su camino en parecer tan monstruosamente ofensivos como sus predecesores. Yo andaba a ambos lados de la valla – mientras que era fan del estilo extremo de vestir de Captain Sensible/Biscuit/Grisham, no hacía mucho uso del look cuero/pelos de punta/pinchos. A mediados de los 80, para bien o para mal, cualquiera que pareciese una caricatura punk, a menudo era solamente eso.
Lo genial del punk rock era su continuo rejuvenecimiento, así que su música increíble e intensa continuaba saliendo incluso cuando los pioneros lamentaban que ya no era lo mismo. Había una fuerte necesidad en el cierre de las mentes en la mayoría de la gente, para compartimentar una experiencia, que ‘la muerte del punk’ se anunciaba año tras año por diferentes expertos en diferentes escenas. A pesar de eso, el underground seguía floreciendo.
Aquí estaba yo, en un país extranjero, pensando que era algo genial que tuvieran punks. Lo descubrí en Phanton Records, una de las primeras tiendas indie, al ver un show de Celibate Rifles en el Cooge Beach con los Hard-Ons abriendo. Siempre conocí algo de la música de los Rifles por mi emisora de radio en la universidad, y estaba excitado por verlos. Los Hard-Ons, que estaban destinados a ser una de las bandas pop-punk más populares de Australia, estaban todavía en sus primeros días Hardcore e hicieron un show genial. Yo estaba intrigado por su bajista femenina asiática de pelo largo, enterándome más tarde que era un hombre.
Los pubs en las ciudades australianas era lugares remarcablemente democráticos en cuanto al tipo de bandas que tocaba en ellos, a diferencia de los bares americanos donde las temidas ‘bandas de bar’ gobernaban. Si llevabas a público para beber, podías tocar cualquier clase de música que te apeteciese. Lo que sucedía en Australia era que no había necesidad de crear una alternativa radicalmente diferente al tipo de status quo adormecido que los USA o Inglaterra tenían a finales de los 70 y primeros de los 80. Si querías ver grupos que tocaban alto y ruidoso, había un buen número de pubs en Sydney o Melbourne donde poder verlos. Era el tipo de lugar con el Hüsker Dü habían soñado, donde una banda como ellos podía ser apreciada por todo tipo de gente sin que nadie cerrase los ojos. El R&R había sobrevivido a los 70 en Autralia. Lo mejor de las bandas Aussies se desarrolló en los 80, bandas como los Trilobites, Celibate Rifles y Happy Hate Me Nots cantaban sobre los mismos temas que las bandas punk hacían: políticas radicales, anti-yuppie, asuntos personales, la privación de derechos, etc… Aunque todavía eran bandas underground, solo eran etiquetadas esporádicamente como bandas punk y no fueron marginadas a un subsector del underground.
El estilo guitarrístico de los Celibate Rifles estaba inconfundiblemente influenciado, si no copiado, por los Radio Birdman, pero ellos tocaban más rápido y con más distorsión, pidiendo prestado algo del sonido de los Saints y del hardcore americano. Sus letras políticas crecieron sofisticadamente según pasaba el tiempo con canciones como Conflict of Instinct – puedes llamarles terroristas en Irlanda del Norte/pero son los soldados los que llevan bombas en sus manos/¿y cuanto se diferencian de los yanquis en Vietnam?/¿y porque no son como la gente de Afganistán?/pero no me lo cuentas/solo me lo quieres vender…
Aunque muchas personas lo pillaban más rápido que otras, me llevó 3 meses de mi estancia en Australia darme cuenta del origen del nombre Celibate Rifles. Conducía por el país haciendo juegos de palabras al azar en mi cabeza cuando pensé ’pistolas… rifles… ¡espera un momento!’ Es obvio, aunque encontré pocas personas que habían llegado a esto por si solas. Entre los repertorios de los Hard-Ons y los Celbate Rifles esa noche – a la gente de contratación del Coogee les gustaba la asociación de nombres, ya que pusieron en el mismo cartel a los Damned y a los Saints – estuve chequeando el público diverso que había acudido. Había un tío de 60 años en la pista de baile bailando con una canción de Buzzcocks. Probablemente estuviese bebido, pero me gustó el concepto.
Una de las bandas más legendarias en directo de Sydney eran los Trilobites. Más allá de su sonido duro, sus geniales composiciones y la habilidad de Mike Dalton de variar su voz desde el gruñido Aussie al graznido de Bowie, eran una banda realmente interesante a nivel literario. Sus canciones generalmente iban sobre drogas, el inframundo, política, espías, pornografía y otras cosas, todo desarrollado con detalles convincentes de novelista genial. Si la inteligencia u originalidad de las letras punk me impresionaban y sorprendían, nunca lo hicieron tanto como las de los Trilobites.
Mi banda favorita Aussie que vi eran los Happy Hate Me Nots, que estaban más influenciados por el hardcore americano que sus compatriotas. Su álbum Out de 1988, que fue el disco indie más vendido en Australia ese año, abría con la abrasadora Things Wearing Thin.
Vivimos en una era donde la experiencia no significa nada/vivimos en una era donde la experiencia es paciencia que se está agotando/mi futuro es como una bomba de tiempo, 24 horas, minutos, segundos, cuenta atrás/la experiencia es peligrosa esperando que se produzca algún cambio.
Antes de editar Out, sacaron unos pocos 7” en Waterfront y el Ep Scrap, todos con calidad excepcional. El cantante/guitarrista Paul Berwick había estado en una primeriza banda hardcore australiana llamada Positive Hartred, que ayudaba a explicar el nivel extra de intensidad que ellos tenían. Los Happy Hate Me Nots, Hard-Ons y los Trilobites se formaron alrededor del verano de 1984, y con el exceso de buenas bandas alrededor se hizo una escena musical positivamente animada en Sydney a mediados de los 80.
Vi a los Happy Hate Me Nots en varios garitos, desde un show para una docena de asistentes en un pub del norte de Sydney llamado Crows Nest, a un show tranquilo en una tarde en un pub cercano a Glebe que fue entrañable por algunas de sus fans femeninas bulliciosamente ruidosas cantando en la parte lenta de Blue Afternoon. Paul Berwick, reconocía que el elemento thrash que prevalecía en la escena de Sydney de mediados a finales de los 80 venia del hardcore americano, pero que solo era una pieza de un complejo puzzle de influencias que hacían su música tan vibrante como era. Igual que el punk ingles había tenido un profundo efecto en la escena Aussie de finales de los 70 en grupos como Radio Birdman o The Saints, él notaba que las bandas que intentaban no caer en la rutina tradicional de un sonido Aussie estaban más influenciados por lo que ocurría en el underground americano. Berwick estaba movido por la energía cruda del hardcore, pero musicalmente le gustaban más bandas con capas como Hüsker Dü, Replacements y Moving Targets. Mientras que la mayoría de las bandas como esas continuamente evolucionaban hacía sonidos más lentos – con la excepción de Moving Targets – los Happy Hate Me Nots seguían más salvajes según progresaban hasta la edición de Out. El toque de batería de Mick Sears era increíble en su precisión, velocidad y potencia.
Él estaba medianamente asombrado cuando le reconocí afuera de un locutorio en el centro de Sydney poco después del show de Crows Nest, y le felicité por él.
Mientras que estaba visitando Brisbane en 1986 escuche a 4ZZZ un montón, una pequeña y excelente emisora de radio del campus de la Universidad de Queensland, y finalmente baje a hacer una visita a la emisora un día. Quise grabar algo de la impresionante colección de música Aussie, y mi amiga Maurie dijo que no había problema y que solo era pasarse por ahí y hacerlo. Me quedé merodeando por su pequeño estudio y de vez en cuando entablaba una conversación con el Dj que estaba esperando para empezar su programa. Él era su Dj ‘importado’, lo cual quiere decir que pinchaba en su mayoría música indie americana. Rápidamente nos llevamos bien, y me dijo orgullosamente que acababa de regresar de los USA donde se había gastado 3000$ en discos y comprado todo el catálogo de SST. De algún modo fui entrevistado en su programa sobre la escena punk americana, que era la última cosa que yo esperaba que sucediese esa tarde.
Después de su programa, empecé a rebuscar en su biblioteca discográfica, pero el estudio estaba siendo usado por alguien más. Cuando parecía que la persona que estaba usando el estudio iba a estar allí por un tiempo, me acurruqué en la alfombra sucia que había en la biblioteca y me puse a dormir. Durante la noche, ninguno de los otros DJs pareció apercibirse de ese extraño tipo alto, con una chaqueta rojo chillón y pelo a juego, durmiendo en el suelo de su biblioteca discográfica. Me gustaba ese sitio. Tristemente, debido a alguna desafortunada confusión en el almacenamiento, un año después esa cinta o todas las demás de mi colección terminarían en Grecia en posesión de un conductor de autobús griego de Wollongong. El punk se mueve.
Internacionalmente, el hardcore finlandés explotó en 1981 con bandas como Terveet Kadet, Riistetyt y muchos más, independientemente de la influencia del hardcore americano. Arto Hietikko del fanzine Toinen Vaihtoehto observa:
El primer 7” de Terveet Kädet salió en 1980 y 1981 y estaban muy influenciados por Discharge, pero transformaron el estilo de Discharge acelerándolo. El mismo ejemplo hay con otra banda finlandesa llamada Stalin (no confundir con la famosa banda japonesa con el mismo nombre) que realizaron un 7” en 1980 con crudas voces. Era básicamente punk rock rápido influenciado por el inglés, aunque tenía un feeling hardcore. Por añadidura a esto también pienso que ese hardcore estaba destinado a nacer, que las semillas del hardcore/thrash fueron sembradas en muchos lugares del mundo al mismo tiempo. Creo que en cada país hay bandas que suenan hardcore a la vez que el hardcore no había incluso nacido ‘oficialmente’. Quizás era una reacción común por la comercialización del punk y todos esos grupos new wave que suavizaban toda la idea del punk. Pensemos en el LP de los Germs, por ejemplo, o el EP de Middle Class’
En la primera mitad de los 80, Maximum R&R fue la principal forma en que la comunidad internacional se mantuvo al tanto de lo que hacían los demás y de lo que estaba sucediendo en América, mientras que a finales de los 80, las bandas americanas empezaron a girar por Europa de forma regular. Las escenas europeas eran incluso más intensas de lo que las americanas solían ser, con un activismo político más incorporado en las vidas de los punks y un compromiso de vivir revolucionariamente como okupar o vivir de forma comunitaria. Para las bandas americanas hardcore hubo algo imprevisible en cada ciudad de si ibas a ser adorado o abusado, algunas veces ambas cosas ocurrían al mismo tiempo. John Stabb de Goverment Issue tuvo una terrorífica experiencia en un show en Milan. Una de las cosas buenas de la democracia en el punk era que los miembros de un grupo tenían las mismas posibilidades de ser golpeados que cualquier otro. Algunas personas pillaron el concepto ‘ignora a los heroes’ un poco demasiado en serio. No había división en el status entre el público y los músicos, y la venerable tradición de lanzar tomates al espectáculo que te disgustaba se sustituyó por atacar a los intérpretes que te molaban.


‘Después de ser golpeado por alguien del público’, contaba Stabb, ‘yo perdía el control y tenía algo de locura pasajera. Reaccionaba golpeando el micrófono y dando un puñetazo a la primera persona que veía, y de la nada me sentía arrastrado entre el público por mis piernas. Estaba aterrorizado y me abría paso a patadas de las garras de algún extraño. Luego, en vez de seguir tocando, agarraba un soporte de la batería y lo arrojaba a la audiencia. Yo no estaba en el mejor estado mental posible en esa época’
Después de esta pequeña rabieta, Stabb le dijo a Tom Lyle que el público estaba tratando de asesinarle. Y Lyle le sugirió pragmáticamente a Stabb que se pusiera detrás de la batería y cantara. Él lo hizo gritando ‘que os jodan’ entre las letras, lo cual seguía con un ataque de botellas de cerveza hacía él.
Después de terminar la canción, recuperé la calma y decidí regresar al frente. Quizás me inspiré en un concierto de Ámsterdam reciente de Black Flag que vi en video donde le arrojaban a Henry botellas y latas, y en lugar de retirarse , él salía y se burlaba de la abusiva audiencia para que le arrojasen más. Por supuesto que Henry solo estaba haciendo el rollo de Iggy pero yo quedé impresionado. Y decidí hacerlo por mi cuenta. Botellas, latas vacías y escombros variados estaban siendo arrojados sobre mi camino y bromeaba con el público diciendo que podían hacerlo mejor. La basura pasaba a centímetros de mí y con una sonrisa malvada en mi cara, se la devolvía. Debería haber sabido que eso no terminaría ¡pero me sentía como Iggy Rollins y que nadie podía tocarme!’

Un rabioso italiano s subió al escenario y empezó a empujar a Stab hasta que él le devolvió los empujones hacía la batería. El usualmente gentil Pete Moffett, el batería, se levantó y empezó a intercambiar golpes con el italiano mientras Stabb se desenredaba de la batería.
Ahora de pie, recibí algún golpe’, recuerda Stabb. ‘Otro tipo se me acercó y fuimos a por él. Y se desató un infierno. Fui atacado por 12 tipos y me derribaron, estaba totalmente asustado y empecé a gritar… perdona la referencia, terror total. Estaba hecho una bola protegiendo mi cara mientras varias personas usaban mi cabeza como un balón de fútbol. Igual de rápido, como la pandilla de lobos se apresuró a atacarme, pararon y se echaron a un lado del escenario. El concierto estaba acabado y mis colegas estaban recogiendo. Soy un desastre tembloroso y pienso para mí ‘así no es como quisiera morir, asesinado en escena por 12 rabiosos italianos en un concierto punk en la capital de la moda mundial’.
Tom Lyle y J Robbins estaban demasiado aterrados para involucrarse, incluso cuando la masa cargó contra Stabb y siguió golpeándole tontamente. Algunos chavales cedieron y Syd, de la banda italiana Cheetah Chrome Motherfuckers, salió a aclarar cortésmente la situación. Syd, un tío grande con varios tatuajes y cicatrices auto infligidas decía que él le protegería y que Stabb había golpeado a un inocente. Todo fue un malentendido, y si se disculpaba, todo estaría bien. Stabb estuvo fácilmente de acuerdo, pero luego Syd añadió la advertencia de que Stabb tenía que pelear con el tipo. Cuando él dijo que no quería pelear con nadie, Syd observó estoicamente:

Luego él va a patearos el culo’

Stabb resume la historia:

‘Todo esto es jodidamente psicótico para mí. Como siempre, la enojada turba me ataca de nuevo y yo intento ponerme a cubierto. Estoy demasiado atemorizado para hacer frente a nadie, pero Syd me levanta y me dice que pelee. Así que ahora hay gente pegándome y mi tan llamado protector me sostiene como saco de boxeo humano’
‘En ese momento me doy cuenta de que nuestro roadie/interprete/amigo Gary mira asombrado a toda está locura, y la masa está preparada para saltar cuando escucho en un inglés malo ‘fueraaa’. ´Él me agarra y salimos por la puerta, saltamos a la furgo y volamos hacia la carretera’
Ellos regresaron a por el resto de la banda, con Stabb escondido debajo de los sacos de dormir en la parte de atrás. Escuchó a J Rabbins que la gente lo había malinterpretado, pero que querían un último asalto con Stabb.
Nos habían contratado para 2 shows’, decía Stabb, ‘y la siguiente noche decidí no tocar. Tom estaba diciendo, vamos John, puedes hacerlo, solo descansa un poco. Yo le dije, vete a tomar por culo, tú no eres al que han usado como a un balón de fútbol. Había un tipo que estaba grabando en video nuestros shows que decía que estaba con esos tipos, la peña que me atacó, y que les gustaba Manson. Odiaban a todos los americanos menos a Charles Manson. Incluso se habían tallado Xs en sus frentes, y siempre iban puestos de speed’

Sydney tenía un par de teatros geniales donde todo tipo de cosas interesantes recibían una segunda oportunidad de ser visionadas en grandes pantallas. El Mandarin en el Midtown era uno de ellos, donde pude ver Another State of Mind, el documental de la gira por toda américa de Social Distortion y Youth Brigade en 1982. Todavía aguanta como uno de los mejores documentales de la escena hardcore americana que jamás se ha hecho. Another State of Mind comienza con ambas bandas trabajando en convertir un viejo bus escolar en un autobús de gira, mezclado con imágenes de conciertos de ellos en clubs de L.A. Puedes decir que la película era una producción de Better Youth Organization porque las escenas del equipamiento del bus tienen esa calidad de trabajo duro de Boy Scouts trabajando duro juntos para hacer un gran proyecto. Fue irónico que los hermanos Stern de Youth Brigade y BYO eligiesen hacer esto con Social Distortion, ya que Mike Ness era difícilmente un modelo de vida límpia. Por otra parte, los Stern habían intentado lanzar BYO por medio del infame Skinhead Manor, así que realmente ellos no parecían ser jueces sobre cómo la gente conducía sus vidas particulares. Aunque Social Distortion han tenido larga y prospera vida, las imágenes, aparentemente, no se vieron obstaculizadas por las inclinaciones de Ness, y Youth Brigade también estaban en su mejor momento.
Una vez que el bus estaba preparado, las bandas se pusieron en marcha desde la costa oeste hacía Canadá. En un lugar había una pista de skate, en otro los chavales del suburbio explicaban como hacían stage diving en su piscina familiar, en otro un problemático punk de alcantarilla contaba historias. Según viajaban, encontraban mucha variedad, que era de lo que iba el punk. Aunque la película fluye natural, la edición en DVD revela que no se tomaron muchas libertades en su montaje, y que los eventos no pasaban en el orden que la película sugería. Finalmente cruzaron a la costa este y bajaron a New York, donde las cosas empezaron a desmoronarse. En algún lugar entre New York y DC, su bus quebró, los miembros de las bandas estaban quemados y enfermos de convivir en el regazo de los demás, y ambas bandas salieron del apuro y regresaron a casa.
Penelope Spheirs, que se hizo millonaria con la peli El Mundo De Wayne, hizo la mayor parte del documental altamente visionado The Decline of Western Civilitation. Mientras los punks obedientemente iban a verla por todo el país, no resonó en muchos lugares. Spheries escogió glorificar algunos de los aspectos más estúpidos del punk de L.A. con los chicos que ella entrevistó, y me dejó a mí mismo y a otros más pensando que la escena punk de California era más estúpida de lo que habíamos imaginado. La mayoría de las bandas de la película eran bastante buenas – X, los Black Flag pre-Henry, Circle Jerks, Germs, Fear, los Bags – pero una vez más, se tomaron ciertas licencias en la edición. Las imágenes del público en un show se mezclaban con imágenes de un garito completamente diferente, y los Germs y los Black Flag fueron filmados en escenarios montados especialmente para el film.
Aunque Spheries ha opinado en entrevistas que películas como Decline y su tratamiento ficticio del punk, como Suburbia, fueron para ella más importantes que su resultado comercial, parece que tenía una extraña noción sobre de que iba el punk. Suburbia fue un intento de capturar la nueva raza del punk suburbano con la explosión en el Valley y la escena HB, y mientras que, en general, es más apreciada que Decline, esencialmente retrataba a los punks como unos bobos. Su gracia, finalmente fue la música, con interpretaciones de TSOL, DI y los Vandals.
Desafortunadamente hay pocos documentales hechos sobre el estilo de vida punk, y en vez de eso, el punk era representado por la imaginación espeluznante y absurda de los guionistas de Hollywood. Uno de los primeros ejemplos de esto fue el infame episodio de TV de Quincy que se emitió el 1 de diciembre de 1982, sobre el que los punks han bromeado durante años.
El show se abria en un club donde una banda llamada Mayhem estaba en el escenario tocando punk estilo 77 y los chavales estaban bailando con la música. Un chaval se subió delante de su grupo de amigos sobre una mesa resistente y dijo: ‘Mirad esto, vais a ver un baile de verdad’ El chaval se lanzó al pit y empezó a bailar y terminó en el suelo pisoteado por todos los punks. La cámara giró con un efecto como si fuera Twilight Zone caótico, volviendo a … la mesa de autopsias de la morgue donde Quincy observaba que el joven muerto había sido asesinado con un pica-hielo. Para el resto del episodio, el show volvió a la vida con la novia del punk muerto y si el punk rock arruinó su vida. El dialogo tenía a los punks observando el show muertos de risa. Un psicólogo llamado Emily Hanover, que asesoraba a padres de punks, explicaba la amenaza a Quincy:
‘Ella llegó a casa y vio a su hermana haciéndose quemaduras con cigarros en su brazo, destrozando sus ropas, tomando pastillas y encerrándose en su habitación escuchando esa música punk rock orientada a la violencia que lo único que hace es reforzar todas esas malas sensaciones’
Emily, ¿no estás culpando a la música por lo que le ocurrió a esa chica?
¡No debes subestimar este tipo de música, Quincy! Le dices a un chaval, un chico vulnerable, una y otra vez que la vida no merece la pena, que la violencia tiene su propia recompensa, y a eso le añades la clase de intensidad que tiene esa música, y podrías convencerlo
‘Algunas veces veo a esos chicos en las calles’, respondía Quincy, ‘Nunca les dí una segunda oportunidad. Pensaba que solo era una moda tonta, algo que desaparecía con la siguiente oleada. Nunca pensé que fuese tan profundo’
‘¿Moda tonta?,huh. Déjame llevarte a uno de esos clubs. Tienes que verlo con tus propios ojos, Quincy. He visto a chavales bajar a la pista de baile con costillas rotas y caras ensangrentadas, como luchando en una guerra demencial’
Quincy emitió su clásico veredicto de ‘ASESINATO’ y lo escribió en su informe:
‘Todo lo que se es que el que asesino a ese chico escuchaba palabras que, literalmente, gritaban por el asesinato’
Con la controversia que se desarrolló, Quincy, Hannover y un ridículo grupo de ‘punks’ discutieron ese tema en un show de TV.
‘Ahora no estas diciendo que esa música puede matar, ¿no?’ preguntó el anfitrión del medio incrédulo.
Si, lo digo’ replicó Quincy. ‘Creo que esa música que escuche es criminal. Es una asesina de la esperanza. Es asesina del espíritu. La música que escuché decía que la vida no vale nada, y que el asesinato y el suicido está bien’
Para la gente que no tenía padres que creyesen este tipo de cosas, esto era divertido. Para aquellos cuyos padres estaban a un paso de institucionalizarlos, no. ¿Como puedes explicar a adultos que eran ellos los únicos cuyo espíritu había sido asesinado, que caminaban como zombis y que la música punk iba de vivir? La letra de la canción Killer de Toxic Reasons, que se burlaba de la hipocresía de la sociedad adulta ‘normal, era una perfecta oposición al show de Quincy.

Que pasa con los chavales a los que mientes constantemente

Les dices que todo es bello desde el mar al océano brillante

Eres un asesino, ¡un asesino! Eres un criminal del pensamiento

Eres un asesino, ¡un asesino! Los apuñalas en el corazón


Quincy reprendió aún más a los chavales por ser tan negativos y nihilistas, y no hacían nada constructivo para cambiar la sociedad. Al final, la chica se reunió con su madre para comenzar de nuevo con su vida, y la clase media americana viviría feliz para siempre. Fue la última versión de la vieja historia de la sociedad contra los adolescentes, que se remontan a los terriblemente absurdos 50s con clásicos como High School Confidential. Siempre había algo diabólico ahí fuera preparado para corromper a la juventud.
En 1983, una cineasta amateur llamado David Markey estaba editando un fanzin llamado We Got Power con Jordan y Jennifer Schwartz, y una entrevista con Redd Kross les inspiró para una nueva fantasía. Los hermanos McDonald era muy fans de Russ Meyer además de devotos de Charles Manson, y su entusiasmo contagió a Markey y a sus cohortes. We Got Power era un fanzine bastante pulido en ese tiempo, resultante de la generosidad del padre de John Macias, cantante de Circle One. El mayor de los Macias insistió en darle a los más jóvenes su mejor papel y calidad de imprenta por una fracción del coste habitual.
‘Hicimos una buena cantidad de anuncios y un par de conciertos benéficos’, recordaba Merkey. ‘Recuerdo un cartel en concreto con Bad Religion, Minutemen, Descendents, Circle One, Symbol Six y Sin 34 en el Godzillas que debió de generar al menos 500$’
El resultado de la charla inspiradora con los hermanos McDonald fue la película Desperate Teenage Lovedolls. Aunque recuerdo muchos rumores sobre la película cuando la vi la primera vez – debido a la genial banda sonora – no tenía ni idea que iba a ser un trabajo de bajo presupuesto. Tenía cierto encanto, pero incluso los primeros trabajos de John Waters parecían profesionales en comparación. Markey admitió con facilidad que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo.

‘No había un guion, aunque una genial sucesión de diálogos y escenas estaban pre planeados. Todos los extras en la película estaban en la calle cuando se estaba filmando. No había equipo. Usábamos lámparas caseras como luces. No había ningún estudio. La película fue montada en Thrifty Mart. Todo el mundo sabía su lugar y su parte de la película, y de alguna manera todo encajó. En realidad, We Got Power. No teníamos mucho. La mayoría de las escenas con drogas, incluso la muy gráfica escena del pico e Alexandria (Kim Pilkimgton) era real’
Lo más sorprendente de la película fue que, de algún modo, salió del underground. No fueron dañados por la publicidad del infame productor de Runaways Kin Fowley apareciendo en la premier con una guardaespaldas negra vestida de nativa agarrando una lanza, y con Fowley clamando tener una maleta llena de explosivos. La película se llamó originalmente como Desperate Teenage Runaways, incitando a Fowley a proclamar que Joan Jett y Sandy West les patearían el culo, a pesar de que él mismo se había peleado con las Runaways hacía tiempo. Markey había doblado con canciones de Runaways en las interpretaciones en directo de la película, y tuvo que apresurarse a borrar los doblajes.
Una cantidad de miembros pasados y presentes de Red Kross tuvieron papeles en la película, empezando por Janet Houdsen como Patch Kelley, el batería de Lovedolls. Ella estuvo en Red Kross un tiempo, pero fue expulsada durante la realización de la película. Jeff McDonald era una persona en la calle Venice tintineando una Coors, Tracy Lea era la vestida de bered Tanya Hearst y Dez Cadena era Flaco. Todas las exposiciones en L.A. se agotaron, y tuvieron reseñas en L.A Times justo al lado de Footlose y Flashdance. Sin ningún intento de darle publicidad, la película tuvo su propia vida. El veterano de la escena Craig Lee en L.A. Weekly ayudó a extender el rumor por Los Angeles, y fanzines como Flipside y Suburban Relapse difundió el evangelio por todo el undergropund nacional. Lo que había empezado como una broma de un grupo de amigos tuvo éxito más allá de sus más salvajes sueños.
Hasta cierto modo, todos participaron’, decía Markey, ‘o sus alter-egos que se hizo indistinguible según la película iba ganando notoriedad. Algunas veces era más un documental de nuestra escena. Para cuando la secuela se había completado 2 años después, los Lovedolls se convirtieron en una banda real, llenando clubs en L.A. e incluso girando a nivel nacional’
Desde esos humildes inicios Markey fue directo al aclamado documental The Year That Punk Broke en 1981, haciendo videos de Meat Puppets y convirtiéndose en un reconocido cinematógrafo.
La única pieza de gran presupuesto hollywoodiense que los punks amaban fue el clásico de 1984 Repo Man. Donde películas como Pretty in Pink fueron una parte definitoria de la cultura mainstream juvenil de los 80. Repo Man fue la película que definía la cultura underground. En parte por la asombrosa banda sonora, presentando Coup D’Etat y When the Shit the Fan de los Circle Jerks, TV Party de Black Flag, Instituzionalized de Suicidal Sentences. Repo Man de Iggy Pop, Let’s Have a War de Fear y 2 canciones de los punks chicanos veteranos Plugz, incluyendo una versión hispana de Secret Agent llamada Hombre Secreto.
Emilio Estevez, que interpretó a un punk de L.A. despistado llamado Otto, parecía como si tuviese un futuro brillante después de esta película. Desafortunadamente ni él ni su hermano Charlie estuvieron a la altura de la leyenda de su padre, Martin Sheen, y Emilio nunca logró tanto en su carrera como su lamentablemente sin talento hermano. En la película, el mejor amigo de Otto estaba interpretado por Zander Schloss, que era el bajista de Circle Jerks en ese tiempo.
Un año después de salir Repo Men, la película de terror de culto Return of the Living Dead alcanzó las pantallas. No era parte de las famosas series de George Romero, está película en realidad iba a ser producida por Romero hasta que fue advertido por la compañía que publicaba sus películas. Fueron decididamente más camp y más indignante que el trabajo de Romero, y junto a la Matanza de Texas 2 fue una de las películas de terror más divertida de los 80. Los zombis llevaban cadenas y crestas, y la banda sonora era una ecléctica colección que incluía a Damned, Cramps, TSOL y Roky Erickson. Si había alguien que su música fuese para películas de horror, ese era Roky, que tenía un pasajero parecido con Charles Manson y que cada canción iba de martillos ensangrentados, demonios, criaturas con cerebros atómicos y similares. Aunque los directores despistados le ignoraron durante años.
La ficticia Trioxin 245, un desarrollo químico de Darrel Chemical Company para el ejercito para fumigar marihuana, fue expulsado al ambiente y su desafortunado efecto de llevar los zombis a la vida fue inmediatamente descubierto. Necesitaban cerebros vivos para alimentarse y cada lugar que ellos atacaban tenía una constante para ellos de ‘comer cerebros’ y que ‘debían hacerlo’. Era muy atípico en las películas de horror que no hubiera shock o suspense en el ataque – las escenas estaban preparadas para que cualquier sorpresa fuera telegrafiada con mucha antelación. De alguna forma la película se equilibró para ser un film de terror, una comedia y un deleite punk rock al mismo tiempo. La idea de punks zombis era inspirada, porque les daba a los zombis un nuevo look salvaje además de falsificar todas las nociones del punk como una amenaza social terrible.
Fechada en 1979, hubo una adorable y estúpida actualización de la película 50s rebelde de los Ramones, R&R High School dirigida por Roger Corman. La mitad de la banda sonora era de los Ramones, otra parte rock de los 50, Alice Cooper, Devo y Brian Eno, curiosamente, completaba la mezcla. Una película de 1982 hollywoodense que presentaba un repertorio de clase A – aunque la película estaba destinada a la oscuridad – fue Ladies & Gentlemen, the Fabulous Stains. Protagonizada por Diane Lane como Corinne, que junto a Laura Dern formaba una banda llamada los Stains que no tenían ni idea de cantar ni de tocar.
Lo que hizo a la película funcionar, a pesar algunas cutrerías típicas de Hollywood, fue el reparto. Steve Jones y Paul Cook de Sex Pistols y Paul Simonon de los Clash tcaban en la banda inglesa con la que giraron Stains y Fee Waybill de los Tubes era el líder de una patética y envejecida banda llamada Metal Corpses. Por supuesto, las Stains, se convirtieron en estrellas en la película para envidia y disgusto de sus compañeros de gira. La banda sonaba más a garage sixties que a punk, lo que hizo de la película un ejercicio de ilusión de lo que las Go-Go’s podían haber sido. El director era Lou Adles, que solo había hecho Up in Smoke de Cheech y Chong, y está película fue la sentencia de muerte de su corta carrera. La película superó con creces a Spinal Tp con su cinismo sobre la industria musical, y los estudios Paramount estaban tan consternados por lo que él les entrego que nunca la editaron.
Las películas de Hollywood presentaban una bocanada del hardcore underground de vez en cuando, como en la comedia de Martin Scorsese After Hours, en la que un típico neoyorquino se ve a sí mismo enredado en una pesadilla de crecientes rarezas en la subcultura artística de la ciudad. En el momento en el que entra en un club que es el tipo de estúpido estereotipo con jaulas y cosas similares, pero tenía la sorprendente autenticidad del frenético clásico de Pay to Cum retumbando en el sistema sonoro del club.
Según transcurrió la década, luminarias punk como Jello Biafra y Henry Rollins cada vez tenían más apariciones en películas. Biafra aparecía como agente del FBI en la comedia de 1988 Tapeheads que estaba protagonizada por John Cusack y Tim Robbins y también tenía la aparición de Stiv Bators de los Dead Boys y Courtney Love. Biafra tuvo su papel más largo en Terminal City Ricochet, que se hizo en Vancouver en 1990 con una banda sonora amplia de bandas de Alternative Tentacles que le dieron a Biafra los derechos de composición. Hacía de un loco por el poder de la policía secreta de Terminal City, donde el sobrino del jefe de un lugar futurista fue testigo de un asesinato del que no debería haberlo sido. El resultado fue que todas las fuerzas corporativas de la ciudad se volvieron contra el muchacho, que fue marcado como un terrorista del R&R. Joey ‘Shithead’ Keithley de DOA aparecía como un poli. Los patrocinadores de la película degeneraron en peleas después de su finalización y nunca se editó.

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