El
último concierto de Gutless Meanies en el que toque tuvo lugar a
finales del 85, y ya que yo andaba tocando algo de batería, sonaba
más rápido incluso de lo que era habitual. Llevaba puesta unos
panties de cuero negro que pertenecían a un aventurero bisexual
conocido, una bolsa de supermercado, el símbolo de Gutless Meanies
pintado en mi pecho y un ‘jódeme con fuerza’ pintado en mi
brillante calva. Mi novia de esa época estaba aterrada cuando me vio
aparecer así. Debió ser solo porque ella se tomó el mensaje
personalmente, ya que ella había decidido que no estaba engañando a
su otro novio si no permitía la penetración. Así que no hubo sexo
para mí, ni duro ni del otro. Desde que abandoné el consumo de
alcohol durante mi año de hombre sobrio, me convertí de forma
inadvertida en straight edge y con la suma indeseada del celibato, yo
vivía en una canción de Minor Threat. Al menos todavía podía
pensar en follar. Genial.
Conduje
desde un concierto de Dickies en el CBGBs que se canceló debido a un
pequeño y beligerante skinhead que no estaba impresionado por mi
horrible vestido de señora mayor con flores verdes y chanclas. Me
llamo ‘marica con bandana’, me escupió cerveza y me retó a una
pelea. Lo más cómico fue cuando demando saber dónde estaba ‘mi
uniforme’, ya que tenía la cabeza afeitada y aparentemente estaba
causando estragos con su noción de lo que significa ser un skinhead.
Sin esperar a ser asaltado por una pandilla de skinheads de NYC solo
por el placer de cerrar la boca del hombrecito, le convencí para que
se fuera. Mi amigo John Irving, que tocaba el bajo en The Hated,
estaba tan divertido con la historia que empezó a saludarme con un
‘¡marica con bandana!’
John
Stabb estaba en mejor posición para cambiar las tornas con los
skinheads, estando en el escenario, y se deleitaba con la oportunidad
cuando se le presentaba.
‘En
un extraño show, abriendo para GWAR y All’, recordaba Stabb,
‘tuvimos un momento Spinal Tap que cada banda vive cuando la radio
empieza a sonar por los altavoces. Así que dije, ‘¿Qué es esto?,
¿DC101? Desert Island Discs, DC101… si solo pudiera llevar un
disco a una isla desierta, sería el EP de Stains, Skinheads Poke
Goats’ Tengo el video de ese concierto, con esa carrera de
skinheads hacía el frente, apuntando sus dedos a mi cara y
escupiéndome. Me burle de ellos el resto del repertorio hasta que se
alejaron avergonzados’
A
primeros de 1986 me embarque a Australia. Planeando quedarme un
semestre para estudiar. Pasé mis primeros días en Sydney
descubriendo la ciudad y mi primer vistazo de punks pasando el rato
en las escaleras del Town Hall fue tranquilizador. Divertido. Aunque
los primeros punks recuerdan el parentesco de ver otros punks y
querer conocerlos, nunca sentí eso en los USA. Yo me identificaba
más con la música y con todo el espíritu y la energía del rollo,
y me sentía feliz de ser parte de ello, aunque no estaba buscando
una etiqueta o movimiento para definirme. A diferencia de algunos, no
era rechazado o sufría abusos ni me veía obligado a buscar una
comunidad que me apoyase de otros inadaptados. Había muchas
motivaciones diferentes para estar metido en el punk y no solo porque
parecieses un punk no significaba para mi que necesariamente yo
compartiese nada contigo. Esto fue el caso cada vez más según
pasaba el tiempo, cuando la estética del punk se divorció del ethos
y la actitud.
En
muchas escenas de los USA hubo una reacción en 1982 contra el hecho
de vestirse para sorprender, desde que estaba asociado en las mentes
de la gente con la generación previa del punk. Mientras que la
minimización de la vestimenta escandalosa puso el énfasis en que el
punk iba más sobre las creencias que sobre las pintas, algunos de
los más salvajes punks estaban perdidos en el cambio al nuevo look
‘hardcore’. Parte del desdén que los punks más viejos tenían
por esa nueva variedad era que ellos no parecían demasiado distintos
que una rata de centro comercial. Mientras que los nuevos chicos
estaban en algunos casos más comprometidos a la música y a la ética
DIY, tampoco estaban arriesgando tanto en cuanto a sufrir acoso en la
escuela o en las calles por no salirse de su camino en parecer tan
monstruosamente ofensivos como sus predecesores. Yo andaba a ambos
lados de la valla – mientras que era fan del estilo extremo de
vestir de Captain Sensible/Biscuit/Grisham, no hacía mucho uso del
look cuero/pelos de punta/pinchos. A mediados de los 80, para bien o
para mal, cualquiera que pareciese una caricatura punk, a menudo era
solamente eso.
Lo
genial del punk rock era su continuo rejuvenecimiento, así que su
música increíble e intensa continuaba saliendo incluso cuando los
pioneros lamentaban que ya no era lo mismo. Había una fuerte
necesidad en el cierre de las mentes en la mayoría de la gente, para
compartimentar una experiencia, que ‘la muerte del punk’ se
anunciaba año tras año por diferentes expertos en diferentes
escenas. A pesar de eso, el underground seguía floreciendo.
Aquí
estaba yo, en un país extranjero, pensando que era algo genial que
tuvieran punks. Lo descubrí en Phanton Records, una de las primeras
tiendas indie, al ver un show de Celibate Rifles en el Cooge Beach
con los Hard-Ons abriendo. Siempre conocí algo de la música de los
Rifles por mi emisora de radio en la universidad, y estaba excitado
por verlos. Los Hard-Ons, que estaban destinados a ser una de las
bandas pop-punk más populares de Australia, estaban todavía en sus
primeros días Hardcore e hicieron un show genial. Yo estaba
intrigado por su bajista femenina asiática de pelo largo,
enterándome más tarde que era un hombre.
Los
pubs en las ciudades australianas era lugares remarcablemente
democráticos en cuanto al tipo de bandas que tocaba en ellos, a
diferencia de los bares americanos donde las temidas ‘bandas de
bar’ gobernaban. Si llevabas a público para beber, podías tocar
cualquier clase de música que te apeteciese. Lo que sucedía en
Australia era que no había necesidad de crear una alternativa
radicalmente diferente al tipo de status quo adormecido que los USA o
Inglaterra tenían a finales de los 70 y primeros de los 80. Si
querías ver grupos que tocaban alto y ruidoso, había un buen número
de pubs en Sydney o Melbourne donde poder verlos. Era el tipo de
lugar con el Hüsker Dü habían soñado, donde una banda como ellos
podía ser apreciada por todo tipo de gente sin que nadie cerrase los
ojos. El R&R había sobrevivido a los 70 en Autralia. Lo mejor de
las bandas Aussies se desarrolló en los 80, bandas como los
Trilobites, Celibate Rifles y Happy Hate Me Nots cantaban sobre los
mismos temas que las bandas punk hacían: políticas radicales,
anti-yuppie, asuntos personales, la privación de derechos, etc…
Aunque
todavía eran bandas underground, solo eran etiquetadas
esporádicamente como bandas punk y no fueron marginadas a un
subsector del underground.
El
estilo guitarrístico de los Celibate Rifles estaba
inconfundiblemente influenciado, si no copiado, por los Radio
Birdman, pero ellos tocaban más rápido y con más distorsión,
pidiendo prestado algo del sonido de los Saints y del hardcore
americano. Sus letras políticas crecieron sofisticadamente según
pasaba el tiempo con canciones como Conflict of Instinct – puedes
llamarles terroristas en Irlanda del Norte/pero son los soldados los
que llevan bombas en sus manos/¿y cuanto se diferencian de los
yanquis en Vietnam?/¿y porque no son como la gente de
Afganistán?/pero no me lo cuentas/solo me lo quieres vender…
Aunque
muchas personas lo pillaban más rápido que otras, me llevó 3 meses
de mi estancia en Australia darme cuenta del origen del nombre
Celibate Rifles. Conducía por el país haciendo juegos de palabras
al azar en mi cabeza cuando pensé ’pistolas… rifles… ¡espera
un momento!’ Es obvio, aunque encontré pocas personas que habían
llegado a esto por si solas. Entre los repertorios de los Hard-Ons y
los Celbate Rifles esa noche – a la gente de contratación del
Coogee les gustaba la asociación de nombres, ya que pusieron en el
mismo cartel a los Damned y a los Saints – estuve chequeando el
público diverso que había acudido. Había un tío de 60 años en la
pista de baile bailando con una canción de Buzzcocks. Probablemente
estuviese bebido, pero me gustó el concepto.
Una
de las bandas más legendarias en directo de Sydney eran los
Trilobites. Más allá de su sonido duro, sus geniales composiciones
y la habilidad de Mike Dalton de variar su voz desde el gruñido
Aussie al graznido de Bowie, eran una banda realmente interesante a
nivel literario. Sus canciones generalmente iban sobre drogas, el
inframundo, política, espías, pornografía y otras cosas, todo
desarrollado con detalles convincentes de novelista genial. Si la
inteligencia u originalidad de las letras punk me impresionaban y
sorprendían, nunca lo hicieron tanto como las de los Trilobites.
Mi
banda favorita Aussie que vi eran los Happy Hate Me Nots, que estaban
más influenciados por el hardcore americano que sus compatriotas. Su
álbum Out de 1988, que fue el disco indie más vendido en Australia
ese año, abría con la abrasadora Things Wearing Thin.
Vivimos
en una era donde la experiencia no significa nada/vivimos en una era
donde la experiencia es paciencia que se está agotando/mi futuro es
como una bomba de tiempo, 24 horas, minutos, segundos, cuenta
atrás/la experiencia es peligrosa esperando que se produzca algún
cambio.
Antes
de editar Out, sacaron unos pocos 7” en Waterfront y el Ep Scrap,
todos con calidad excepcional. El cantante/guitarrista Paul Berwick
había estado en una primeriza banda hardcore australiana llamada
Positive Hartred, que ayudaba a explicar el nivel extra de intensidad
que ellos tenían. Los Happy Hate Me Nots, Hard-Ons y los Trilobites
se formaron alrededor del verano de 1984, y con el exceso de buenas
bandas alrededor se hizo una escena musical positivamente animada en
Sydney a mediados de los 80.
Vi
a los Happy Hate Me Nots en varios garitos, desde un show para una
docena de asistentes en un pub del norte de Sydney llamado Crows
Nest, a un show tranquilo en una tarde en un pub cercano a Glebe que
fue entrañable por algunas de sus fans femeninas bulliciosamente
ruidosas cantando en la parte lenta de Blue Afternoon. Paul Berwick,
reconocía que el elemento thrash que prevalecía en la escena de
Sydney de mediados a finales de los 80 venia del hardcore americano,
pero que solo era una pieza de un complejo puzzle de influencias que
hacían su música tan vibrante como era. Igual que el punk ingles
había tenido un profundo efecto en la escena Aussie de finales de
los 70 en grupos como Radio Birdman o The Saints, él notaba que las
bandas que intentaban no caer en la rutina tradicional de un sonido
Aussie estaban más influenciados por lo que ocurría en el
underground americano. Berwick estaba movido por la energía cruda
del hardcore, pero musicalmente le gustaban más bandas con capas
como Hüsker Dü, Replacements y Moving Targets. Mientras que la
mayoría de las bandas como esas continuamente evolucionaban hacía
sonidos más lentos – con la excepción de Moving Targets – los
Happy Hate Me Nots seguían más salvajes según progresaban hasta la
edición de Out. El toque de batería de Mick Sears era increíble en
su precisión, velocidad y potencia.
Él
estaba medianamente asombrado cuando le reconocí afuera de un
locutorio en el centro de Sydney poco después del show de Crows
Nest, y le felicité por él.
Mientras
que estaba visitando Brisbane en 1986 escuche a 4ZZZ un montón, una
pequeña y excelente emisora de radio del campus de la Universidad de
Queensland, y finalmente baje a hacer una visita a la emisora un día.
Quise grabar algo de la impresionante colección de música Aussie, y
mi amiga Maurie dijo que no había problema y que solo era pasarse
por ahí y hacerlo. Me quedé merodeando por su pequeño estudio y de
vez en cuando entablaba una conversación con el Dj que estaba
esperando para empezar su programa. Él era su Dj ‘importado’, lo
cual quiere decir que pinchaba en su mayoría música indie
americana. Rápidamente nos llevamos bien, y me dijo orgullosamente
que acababa de regresar de los USA donde se había gastado 3000$ en
discos y comprado todo el catálogo de SST. De algún modo fui
entrevistado en su programa sobre la escena punk americana, que era
la última cosa que yo esperaba que sucediese esa tarde.
Después
de su programa, empecé a rebuscar en su biblioteca discográfica,
pero el estudio estaba siendo usado por alguien más. Cuando parecía
que la persona que estaba usando el estudio iba a estar allí por un
tiempo, me acurruqué en la alfombra sucia que había en la
biblioteca y me puse a dormir. Durante la noche, ninguno de los otros
DJs pareció apercibirse de ese extraño tipo alto, con una chaqueta
rojo chillón y pelo a juego, durmiendo en el suelo de su biblioteca
discográfica. Me gustaba ese sitio. Tristemente, debido a alguna
desafortunada confusión en el almacenamiento, un año después esa
cinta o todas las demás de mi colección terminarían en Grecia en
posesión de un conductor de autobús griego de Wollongong. El punk
se mueve.
Internacionalmente,
el hardcore finlandés explotó en 1981 con bandas como Terveet
Kadet, Riistetyt y muchos más, independientemente de la influencia
del hardcore americano. Arto Hietikko del fanzine Toinen Vaihtoehto
observa:
‘El
primer 7” de Terveet Kädet salió en 1980 y 1981 y estaban muy
influenciados por Discharge, pero transformaron el estilo de
Discharge acelerándolo. El mismo ejemplo hay con otra banda
finlandesa llamada Stalin (no confundir con la famosa banda japonesa
con el mismo nombre) que realizaron un 7” en 1980 con crudas voces.
Era básicamente punk rock rápido influenciado por el inglés,
aunque tenía un feeling hardcore. Por añadidura a esto también
pienso que ese hardcore estaba destinado a nacer, que las semillas
del hardcore/thrash fueron sembradas en muchos lugares del mundo al
mismo tiempo. Creo que en cada país hay bandas que suenan hardcore a
la vez que el hardcore no había incluso nacido ‘oficialmente’.
Quizás era una reacción común por la comercialización del punk y
todos esos grupos new wave que suavizaban toda la idea del punk.
Pensemos en el LP de los Germs, por ejemplo, o el EP de Middle Class’
En
la primera mitad de los 80, Maximum R&R fue la principal forma en
que la comunidad internacional se mantuvo al tanto de lo que hacían
los demás y de lo que estaba sucediendo en América, mientras que a
finales de los 80, las bandas americanas empezaron a girar por Europa
de forma regular. Las escenas europeas eran incluso más intensas de
lo que las americanas solían ser, con un activismo político más
incorporado en las vidas de los punks y un compromiso de vivir
revolucionariamente como okupar o vivir de forma comunitaria. Para
las bandas americanas hardcore hubo algo imprevisible en cada ciudad
de si ibas a ser adorado o abusado, algunas veces ambas cosas
ocurrían al mismo tiempo. John Stabb de Goverment Issue tuvo una
terrorífica experiencia en un show en Milan. Una de las cosas buenas
de la democracia en el punk era que los miembros de un grupo tenían
las mismas posibilidades de ser golpeados que cualquier otro. Algunas
personas pillaron el concepto ‘ignora a los heroes’ un poco
demasiado en serio. No había división en el status entre el público
y los músicos, y la venerable tradición de lanzar tomates al
espectáculo que te disgustaba se sustituyó por atacar a los
intérpretes que te molaban.
‘Después
de ser golpeado por alguien del público’, contaba Stabb, ‘yo
perdía el control y tenía algo de locura pasajera. Reaccionaba
golpeando el micrófono y dando un puñetazo a la primera persona que
veía, y de la nada me sentía arrastrado entre el público por mis
piernas. Estaba aterrorizado y me abría paso a patadas de las garras
de algún extraño. Luego, en vez de seguir tocando, agarraba un
soporte de la batería y lo arrojaba a la audiencia. Yo no estaba en
el mejor estado mental posible en esa época’
Después
de esta pequeña rabieta, Stabb le dijo a Tom Lyle que el público
estaba tratando de asesinarle. Y Lyle le sugirió pragmáticamente a
Stabb que se pusiera detrás de la batería y cantara. Él lo hizo
gritando ‘que os jodan’ entre las letras, lo cual seguía con un
ataque de botellas de cerveza hacía él.
‘Después
de terminar la canción, recuperé la calma y decidí regresar al
frente. Quizás me inspiré en un concierto de Ámsterdam reciente de
Black Flag que vi en video donde le arrojaban a Henry botellas y
latas, y en lugar de retirarse , él salía y se burlaba de la
abusiva audiencia para que le arrojasen más. Por supuesto que Henry
solo estaba haciendo el rollo de Iggy pero yo quedé impresionado. Y
decidí hacerlo por mi cuenta. Botellas, latas vacías y escombros
variados estaban siendo arrojados sobre mi camino y bromeaba con el
público diciendo que podían hacerlo mejor. La basura pasaba a
centímetros de mí y con una sonrisa malvada en mi cara, se la
devolvía. Debería haber sabido que eso no terminaría ¡pero me
sentía como Iggy Rollins y que nadie podía tocarme!’
Un
rabioso italiano s subió al escenario y empezó a empujar a Stab
hasta que él le devolvió los empujones hacía la batería. El
usualmente gentil Pete Moffett, el batería, se levantó y empezó a
intercambiar golpes con el italiano mientras Stabb se desenredaba de
la batería.
‘Ahora
de pie, recibí algún golpe’, recuerda Stabb. ‘Otro tipo se me
acercó y fuimos a por él. Y se desató un infierno. Fui atacado por
12 tipos y me derribaron, estaba totalmente asustado y empecé a
gritar… perdona la referencia, terror total. Estaba hecho una bola
protegiendo mi cara mientras varias personas usaban mi cabeza como un
balón de fútbol. Igual de rápido, como la pandilla de lobos se
apresuró a atacarme, pararon y se echaron a un lado del escenario.
El concierto estaba acabado y mis colegas estaban recogiendo. Soy un
desastre tembloroso y pienso para mí ‘así no es como quisiera
morir, asesinado en escena por 12 rabiosos italianos en un concierto
punk en la capital de la moda mundial’.
Tom
Lyle y J Robbins estaban demasiado aterrados para involucrarse,
incluso cuando la masa cargó contra Stabb y siguió golpeándole
tontamente. Algunos chavales cedieron y Syd, de la banda italiana
Cheetah Chrome Motherfuckers, salió a aclarar cortésmente la
situación. Syd, un tío grande con varios tatuajes y cicatrices auto
infligidas decía que él le protegería y que Stabb había golpeado
a un inocente. Todo fue un malentendido, y si se disculpaba, todo
estaría bien. Stabb estuvo fácilmente de acuerdo, pero luego Syd
añadió la advertencia de que Stabb tenía que pelear con el tipo.
Cuando él dijo que no quería pelear con nadie, Syd observó
estoicamente:
‘Luego él va a patearos el culo’
Stabb resume la historia:
‘Todo
esto es jodidamente psicótico para mí. Como siempre, la enojada
turba me ataca de nuevo y yo intento ponerme a cubierto. Estoy
demasiado atemorizado para hacer frente a nadie, pero Syd me levanta
y me dice que pelee. Así que ahora hay gente pegándome y mi tan
llamado protector me sostiene como saco de boxeo humano’
‘En
ese momento me doy cuenta de que nuestro roadie/interprete/amigo Gary
mira asombrado a toda está locura, y la masa está preparada para
saltar cuando escucho en un inglés malo ‘fueraaa’. ´Él me
agarra y salimos por la puerta, saltamos a la furgo y volamos hacia
la carretera’
Ellos
regresaron a por el resto de la banda, con Stabb escondido debajo de
los sacos de dormir en la parte de atrás. Escuchó a J Rabbins que
la gente lo había malinterpretado, pero que querían un último
asalto con Stabb.
‘Nos
habían contratado para 2 shows’, decía Stabb, ‘y la siguiente
noche decidí no tocar. Tom estaba diciendo, vamos John, puedes
hacerlo, solo descansa un poco. Yo le dije, vete a tomar por culo, tú
no eres al que han usado como a un balón de fútbol. Había un tipo
que estaba grabando en video nuestros shows que decía que estaba con
esos tipos, la peña que me atacó, y que les gustaba Manson. Odiaban
a todos los americanos menos a Charles Manson. Incluso se habían
tallado Xs en sus frentes, y siempre iban puestos de speed’
Sydney
tenía un par de teatros geniales donde todo tipo de cosas
interesantes recibían una segunda oportunidad de ser visionadas en
grandes pantallas. El Mandarin en el Midtown era uno de ellos, donde
pude ver Another State of Mind, el documental de la gira por toda
américa de Social Distortion y Youth Brigade en 1982. Todavía
aguanta como uno de los mejores documentales de la escena hardcore
americana que jamás se ha hecho. Another State of Mind comienza con
ambas bandas trabajando en convertir un viejo bus escolar en un
autobús de gira, mezclado con imágenes de conciertos de ellos en
clubs de L.A. Puedes decir que la película era una producción de
Better Youth Organization porque las escenas del equipamiento del bus
tienen esa calidad de trabajo duro de Boy Scouts trabajando duro
juntos para hacer un gran proyecto. Fue irónico que los hermanos
Stern de Youth Brigade y BYO eligiesen hacer esto con Social
Distortion, ya que Mike Ness era difícilmente un modelo de vida
límpia. Por otra parte, los Stern habían intentado lanzar BYO por
medio del infame Skinhead Manor, así que realmente ellos no parecían
ser jueces sobre cómo la gente conducía sus vidas particulares.
Aunque Social Distortion han tenido larga y prospera vida, las
imágenes, aparentemente, no se vieron obstaculizadas por las
inclinaciones de Ness, y Youth Brigade también estaban en su mejor
momento.
Una
vez que el bus estaba preparado, las bandas se pusieron en marcha
desde la costa oeste hacía Canadá. En un lugar había una pista de
skate, en otro los chavales del suburbio explicaban como hacían
stage diving en su piscina familiar, en otro un problemático punk de
alcantarilla contaba historias. Según viajaban, encontraban mucha
variedad, que era de lo que iba el punk. Aunque la película fluye
natural, la edición en DVD revela que no se tomaron muchas
libertades en su montaje, y que los eventos no pasaban en el orden
que la película sugería. Finalmente cruzaron a la costa este y
bajaron a New York, donde las cosas empezaron a desmoronarse. En
algún lugar entre New York y DC, su bus quebró, los miembros de las
bandas estaban quemados y enfermos de convivir en el regazo de los
demás, y ambas bandas salieron del apuro y regresaron a casa.
Penelope
Spheirs, que se hizo millonaria con la peli El Mundo De Wayne, hizo
la mayor parte del documental altamente visionado The Decline of
Western Civilitation. Mientras los punks obedientemente iban a verla
por todo el país, no resonó en muchos lugares. Spheries escogió
glorificar algunos de los aspectos más estúpidos del punk de L.A.
con los chicos que ella entrevistó, y me dejó a mí mismo y a otros
más pensando que la escena punk de California era más estúpida de
lo que habíamos imaginado. La mayoría de las bandas de la película
eran bastante buenas – X, los Black Flag pre-Henry, Circle Jerks,
Germs, Fear, los Bags – pero una vez más, se tomaron ciertas
licencias en la edición. Las imágenes del público en un show se
mezclaban con imágenes de un garito completamente diferente, y los
Germs y los Black Flag fueron filmados en escenarios montados
especialmente para el film.
Aunque
Spheries ha opinado en entrevistas que películas como Decline y su
tratamiento ficticio del punk, como Suburbia, fueron para ella más
importantes que su resultado comercial, parece que tenía una extraña
noción sobre de que iba el punk. Suburbia fue un intento de capturar
la nueva raza del punk suburbano con la explosión en el Valley y la
escena HB, y mientras que, en general, es más apreciada que Decline,
esencialmente retrataba a los punks como unos bobos. Su gracia,
finalmente fue la música, con interpretaciones de TSOL, DI y los
Vandals.
Desafortunadamente
hay pocos documentales hechos sobre el estilo de vida punk, y en vez
de eso, el punk era representado por la imaginación espeluznante y
absurda de los guionistas de Hollywood. Uno de los primeros ejemplos
de esto fue el infame episodio de TV de Quincy que se emitió el 1 de
diciembre de 1982, sobre el que los punks han bromeado durante años.
El
show se abria en un club donde una banda llamada Mayhem estaba en el
escenario tocando punk estilo 77 y los chavales estaban bailando con
la música. Un chaval se subió delante de su grupo de amigos sobre
una mesa resistente y dijo: ‘Mirad esto, vais a ver un baile de
verdad’ El chaval se lanzó al pit y empezó a bailar y terminó en
el suelo pisoteado por todos los punks. La cámara giró con un
efecto como si fuera Twilight Zone caótico,
volviendo a … la mesa de autopsias de la morgue donde Quincy
observaba que el joven muerto había sido asesinado con un
pica-hielo.
Para el resto del episodio, el show volvió a la vida con la novia
del punk muerto y si el punk rock arruinó su vida. El dialogo tenía
a los punks observando el show muertos de risa. Un psicólogo llamado
Emily Hanover, que asesoraba a padres de punks, explicaba la amenaza
a Quincy:
‘Ella
llegó a casa y vio a su hermana haciéndose quemaduras con cigarros
en su brazo, destrozando sus ropas, tomando pastillas y encerrándose
en su habitación escuchando esa música punk rock orientada a la
violencia que lo único que hace es reforzar todas esas malas
sensaciones’
‘Emily,
¿no estás culpando a la música por lo que le ocurrió a esa chica?
‘¡No
debes subestimar este tipo de música, Quincy! Le dices a un chaval,
un chico vulnerable, una y otra vez que la vida no merece la pena,
que la violencia tiene su propia recompensa, y a eso le añades la
clase de intensidad que tiene esa música, y podrías convencerlo’
‘Algunas
veces veo a esos chicos en las calles’, respondía Quincy, ‘Nunca
les dí una segunda oportunidad. Pensaba que solo era una moda tonta,
algo que desaparecía con la siguiente oleada. Nunca pensé que fuese
tan profundo’
‘¿Moda
tonta?,huh. Déjame llevarte a uno de esos clubs. Tienes que verlo
con tus propios ojos, Quincy. He visto a chavales bajar a la pista de
baile con costillas rotas y caras ensangrentadas, como luchando en
una guerra demencial’
Quincy
emitió su clásico veredicto de ‘ASESINATO’ y lo escribió en su
informe:
‘Todo
lo que se es que el que asesino a ese chico escuchaba palabras que,
literalmente, gritaban por el asesinato’
Con
la controversia que se desarrolló, Quincy, Hannover y un ridículo
grupo de ‘punks’ discutieron ese tema en un show de TV.
‘Ahora
no estas diciendo que esa música puede matar, ¿no?’ preguntó el
anfitrión del medio incrédulo.
‘Si,
lo digo’ replicó Quincy. ‘Creo que esa música que escuche es
criminal. Es una asesina de la esperanza. Es asesina del espíritu.
La música que escuché decía que la vida no vale nada, y que el
asesinato y el suicido está bien’
Para
la gente que no tenía padres que creyesen este tipo de cosas, esto
era divertido. Para aquellos cuyos padres estaban a un paso de
institucionalizarlos, no. ¿Como puedes explicar a adultos que eran
ellos los únicos cuyo espíritu había sido asesinado, que caminaban
como zombis y que la música punk iba de vivir? La letra de la
canción Killer de Toxic Reasons, que se burlaba de la hipocresía de
la sociedad adulta ‘normal’,
era una perfecta oposición al show de Quincy.
Que pasa con los chavales a los que mientes constantemente
Les dices que todo es bello desde el mar al océano brillante
Eres un asesino, ¡un asesino! Eres un criminal del pensamiento
Eres un asesino, ¡un asesino! Los apuñalas en el corazón
Quincy
reprendió aún más a los chavales por ser tan negativos y
nihilistas, y no hacían nada constructivo para cambiar la sociedad.
Al final, la chica se reunió con su madre para comenzar de nuevo con
su vida, y la clase media americana viviría feliz para siempre. Fue
la última versión de la vieja historia de la sociedad contra los
adolescentes, que se remontan a los terriblemente absurdos 50s con
clásicos como High School Confidential. Siempre había algo
diabólico ahí fuera preparado para corromper a la juventud.
En
1983, una cineasta amateur llamado David Markey estaba editando un
fanzin llamado We Got Power con Jordan y Jennifer Schwartz, y una
entrevista con Redd Kross les inspiró para una nueva fantasía. Los
hermanos McDonald era muy fans de Russ Meyer además de devotos de
Charles Manson, y su entusiasmo contagió a Markey y a sus cohortes.
We Got Power era un fanzine bastante pulido en ese tiempo, resultante
de la generosidad del padre de John Macias, cantante de Circle One.
El mayor de los Macias insistió en darle a los más jóvenes su
mejor papel y calidad de imprenta por una fracción del coste
habitual.
‘Hicimos
una buena cantidad de anuncios y un par de conciertos benéficos’,
recordaba Merkey. ‘Recuerdo un cartel en concreto con Bad Religion,
Minutemen, Descendents, Circle One, Symbol Six y Sin 34 en el
Godzillas que debió de generar al menos 500$’
El
resultado de la charla inspiradora con los hermanos McDonald fue la
película Desperate Teenage Lovedolls. Aunque recuerdo muchos rumores
sobre la película cuando la vi la primera vez – debido a la genial
banda sonora – no tenía ni idea que iba a ser un trabajo de bajo
presupuesto. Tenía cierto encanto, pero incluso los primeros
trabajos de John Waters parecían profesionales en comparación.
Markey admitió con facilidad que no tenía ni idea de lo que estaba
haciendo.
‘No
había un guion, aunque una genial sucesión de diálogos y escenas
estaban pre planeados. Todos los extras en la película estaban en la
calle cuando se estaba filmando. No había equipo. Usábamos lámparas
caseras como luces. No había ningún estudio. La película fue
montada en Thrifty Mart. Todo el mundo sabía su lugar y su parte de
la película, y de alguna manera todo encajó. En realidad, We Got
Power. No teníamos mucho. La mayoría de las escenas con drogas,
incluso la muy gráfica escena del pico e Alexandria (Kim Pilkimgton)
era real’
Lo
más sorprendente de la película fue que, de algún modo, salió del
underground. No fueron dañados por la publicidad del infame
productor de Runaways Kin Fowley apareciendo en la premier con una
guardaespaldas negra vestida de nativa agarrando una lanza, y con
Fowley clamando tener una maleta llena de explosivos. La película se
llamó originalmente como Desperate Teenage Runaways, incitando a
Fowley a proclamar que Joan Jett y Sandy West les patearían el culo,
a pesar de que él mismo se había peleado con las Runaways hacía
tiempo. Markey había doblado con canciones de Runaways en las
interpretaciones en directo de la película, y tuvo que apresurarse a
borrar los doblajes.
Una
cantidad de miembros pasados y presentes de Red Kross tuvieron
papeles en la película, empezando por Janet Houdsen como Patch
Kelley, el batería de Lovedolls. Ella estuvo en Red Kross un tiempo,
pero fue expulsada durante la realización de la película. Jeff
McDonald era una persona en la calle Venice tintineando una Coors,
Tracy Lea era la vestida de bered Tanya Hearst y Dez Cadena era
Flaco. Todas las exposiciones en L.A. se agotaron, y tuvieron reseñas
en L.A Times justo al lado de Footlose y Flashdance. Sin ningún
intento de darle publicidad, la película tuvo su propia vida. El
veterano de la escena Craig Lee en L.A. Weekly ayudó a extender el
rumor por Los Angeles, y fanzines como Flipside y Suburban Relapse
difundió el evangelio por todo el undergropund nacional. Lo que
había empezado como una broma de un grupo de amigos tuvo éxito más
allá de sus más salvajes sueños.
‘Hasta
cierto modo, todos participaron’, decía Markey, ‘o sus
alter-egos que se hizo indistinguible según la película iba ganando
notoriedad. Algunas veces era más un documental de nuestra escena.
Para cuando la secuela se había completado 2 años después, los
Lovedolls se convirtieron en una banda real, llenando clubs en L.A. e
incluso girando a nivel nacional’
Desde
esos humildes inicios Markey fue directo al aclamado documental The
Year That Punk Broke en 1981, haciendo videos de Meat Puppets y
convirtiéndose en un reconocido cinematógrafo.
La
única pieza de gran presupuesto hollywoodiense que los punks amaban
fue el clásico de 1984 Repo Man. Donde películas como Pretty in
Pink fueron una parte definitoria de la cultura mainstream juvenil de
los 80. Repo Man fue la película que definía la cultura
underground. En parte por la asombrosa banda sonora, presentando Coup
D’Etat y When the Shit the Fan de los Circle Jerks, TV Party de
Black Flag, Instituzionalized de Suicidal Sentences. Repo Man de Iggy
Pop, Let’s Have a War de Fear y 2 canciones de los punks chicanos
veteranos Plugz, incluyendo una versión hispana de Secret Agent
llamada Hombre Secreto.
Emilio
Estevez, que interpretó a un punk de L.A. despistado llamado Otto,
parecía como si tuviese un futuro brillante después de esta
película. Desafortunadamente ni él ni su hermano Charlie estuvieron
a la altura de la leyenda de su padre, Martin Sheen, y Emilio nunca
logró tanto en su carrera como su lamentablemente sin talento
hermano. En la película, el mejor amigo de Otto estaba interpretado
por Zander Schloss, que era el bajista de Circle Jerks en ese tiempo.
Un
año después de salir Repo Men, la película de terror de culto
Return of the Living Dead alcanzó las pantallas. No era parte de las
famosas series de George Romero, está película en realidad iba a
ser producida por Romero hasta que fue advertido por la compañía
que publicaba sus películas. Fueron decididamente más camp y más
indignante que el trabajo de Romero, y junto a la Matanza de Texas 2
fue una de las películas de terror más divertida de los 80. Los
zombis llevaban cadenas y crestas, y la banda sonora era una
ecléctica colección que incluía a Damned, Cramps, TSOL y Roky
Erickson. Si había alguien que su música fuese para películas de
horror, ese era Roky, que tenía un pasajero parecido con Charles
Manson y que cada canción iba de martillos ensangrentados, demonios,
criaturas con cerebros atómicos y similares. Aunque los directores
despistados le ignoraron durante años.
La
ficticia Trioxin 245, un desarrollo químico de Darrel Chemical
Company para el ejercito para fumigar marihuana, fue expulsado al
ambiente y su desafortunado efecto de llevar los zombis a la vida fue
inmediatamente descubierto. Necesitaban cerebros vivos para
alimentarse y cada lugar que ellos atacaban tenía una constante para
ellos de ‘comer cerebros’ y que ‘debían hacerlo’. Era muy
atípico en las películas de horror que no hubiera shock o suspense
en el ataque – las escenas estaban preparadas para que cualquier
sorpresa fuera telegrafiada con mucha antelación. De alguna forma la
película se equilibró para ser un film de terror, una comedia y un
deleite punk rock al mismo tiempo. La idea de punks zombis era
inspirada, porque les daba a los zombis un nuevo look salvaje además
de falsificar todas las nociones del punk como una amenaza social
terrible.
Fechada
en 1979, hubo una adorable y estúpida actualización de la película
50s rebelde de los Ramones, R&R High School dirigida por Roger
Corman. La mitad de la banda sonora era de los Ramones, otra parte
rock de los 50, Alice Cooper, Devo y Brian Eno, curiosamente,
completaba la mezcla. Una película de 1982 hollywoodense que
presentaba un repertorio de clase A – aunque la película estaba
destinada a la oscuridad – fue Ladies & Gentlemen, the Fabulous
Stains. Protagonizada por Diane Lane como Corinne, que junto a Laura
Dern formaba una banda llamada los Stains que no tenían ni idea de
cantar ni de tocar.
Lo
que hizo a la película funcionar, a pesar algunas cutrerías típicas
de Hollywood, fue el reparto. Steve Jones y Paul Cook de Sex Pistols
y Paul Simonon de los Clash tcaban en la banda inglesa con la que
giraron Stains y Fee Waybill de los Tubes era el líder de una
patética y envejecida banda llamada Metal Corpses. Por supuesto, las
Stains, se convirtieron en estrellas en la película para envidia y
disgusto de sus compañeros de gira. La banda sonaba más a garage
sixties que a punk, lo que hizo de la película un ejercicio de
ilusión de lo que las Go-Go’s podían haber sido. El director era
Lou Adles, que solo había hecho Up in Smoke de Cheech y Chong, y
está película fue la sentencia de muerte de su corta carrera. La
película superó con creces a Spinal Tp con su cinismo sobre la
industria musical, y los estudios Paramount estaban tan consternados
por lo que él les entrego que nunca la editaron.
Las
películas de Hollywood presentaban una bocanada del hardcore
underground de vez en cuando, como en la comedia de Martin Scorsese
After Hours, en la que un típico neoyorquino se ve a sí mismo
enredado en una pesadilla de crecientes rarezas en la subcultura
artística de la ciudad. En el momento en el que entra en un club que
es el tipo de estúpido estereotipo con jaulas y cosas similares,
pero tenía la sorprendente autenticidad del frenético clásico de
Pay to Cum retumbando en el sistema sonoro del club.
Según
transcurrió la década, luminarias
punk como Jello Biafra y Henry Rollins cada vez tenían más
apariciones en películas. Biafra aparecía como agente del FBI en la
comedia de 1988 Tapeheads que estaba protagonizada por John Cusack y
Tim Robbins y también tenía la aparición de Stiv Bators de los
Dead Boys y Courtney Love. Biafra tuvo su papel más largo en
Terminal City Ricochet, que se hizo en Vancouver en 1990 con una
banda sonora amplia de bandas de Alternative Tentacles que le dieron
a Biafra los derechos de composición. Hacía de un loco por el poder
de la policía secreta de Terminal City, donde el sobrino del jefe de
un lugar futurista fue testigo de un asesinato del que no debería
haberlo sido. El resultado fue que todas las fuerzas corporativas de
la ciudad se volvieron contra el muchacho, que fue marcado como un
terrorista del R&R. Joey ‘Shithead’ Keithley de DOA aparecía
como un poli. Los patrocinadores de la película degeneraron en
peleas después de su finalización y nunca se editó.
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